Es noticia
Aprende a afeitarte correctamente: las 12 cosas que te olvidas de hacer
  1. Alma, Corazón, Vida
LA IMPORTANCIA DEL ‘WETSHAVING’

Aprende a afeitarte correctamente: las 12 cosas que te olvidas de hacer

Algunos dermatólogos recuerdan que el del afeitado es un arte perdido que puede tener graves consecuencias para nuestro rostro y apariencia

Foto: Si no es necesario, no debemos afeitarnos todos los días. (Corbis)
Si no es necesario, no debemos afeitarnos todos los días. (Corbis)

En un capítulo de Los Simpson, Homer iniciaba a su hijo Bart en el afeitado. Primero le detallaba cómo preparar la cuchilla, luego le enseñaba cómo pasar esta por la cara y, finalmente, le decía “ahora cortas pedacitos de papel higiénico y te lo pones aquí, y aquí y aquí”. El padre más famoso de la televisión americana tranquilizaba a su hijo: “no te preocupes, la sangre lo mantendrá en su sitio”. Sin llegar a los niveles de Homer Simpson, muchos son quienes recuerdan que el del afeitado es un arte perdido que, al perderse, está produciendo la masacre de nuestros rostros.

Irritación, enrojecimiento, granos, pequeñas heridas y sensación de escozor son algunas de las consecuencias de afeitarnos mal y rápido. Pero también la falta de apurado nos dará un toque de desaliño frente a los demás, que pensarán que no nos preocupamos lo suficiente por nuestra apariencia. Cierto es que hay caras y caras y pieles y pieles, y algunas resultan más fáciles de acicalar que otras, pero con un poco de dedicación podremos mejorar el aspecto de nuestro rostro.

Una encuesta realizada por una marca de productos de afeitado ha puesto de manifiesto que el hombre puede llegar a pasar 45 días de su vida afeitándose. Un tiempo a simple vista exagerado pero que, dividido en años, no es para tanto, dado que podemos llegar a pasar 14 años de nuestra vida viendo la televisión. Recordemos pues, estos consejos que proporcionan los dermatólogos –como es el caso de la AAD, la Academia Americana de Dermatólogos–para mejorar el resultado de nuestro afeitado.

  • Dúchate antes

La humedad abre los poros y facilita el rasurado. Por eso resulta útil que nos afeitemos después (o incluso durante) nuestra ducha, puesto que el calor suaviza la piel y provocará que con el mismo tiempo de afeitado obtengamos mejores resultados.

  • Utiliza glicerina

La mayor parte de expertos recomiendan que la loción pre afeitado contenga glicerina, puesto que, al igual que ocurre con el agua, calienta la piel y es un eficaz agente humectante. Puede encontrarse entre los componentes de algunos jabones o también en forma líquida.

  • Recuerda la importancia del wetshaving

En una entrevista con Today, el editor de tecnología Corey Greenberg recuerda que este es el factor que distingue un afeitado mediocre de otro satisfactorio. “La clave es mantener tu cara hidratada todo el tiempo posible con agua caliente”, explica. Para ello debemos mojarnos la cara en repetidas ocasiones mientras nos afeitamos, recuerda Greenberg.

  • Espera un poco después de darte espuma

Uno de los errores más frecuentes es darnos la loción previa al afeitado o la espuma e, inmediatamente después, sacar la cuchilla para comenzar a rasurarnos. Con esperar un par de minutos es suficiente para que dichos productos hagan su efecto de verdad.

  • Cambia las cuchillas

Parece obvio, pero hay veces en las que el tiempo pasa sin que sustituyamos las cuchillas de la máquina, lo que puede tener graves consecuencias en la salud de nuestra piel. Estemos al tanto para identificar las hojas melladas antes de que comiencen a hacer estragos en nuestro cuello.

  • Utiliza las dos manos

Evidentemente, una de nuestras manos ha de estar ocupada con la máquina, pero la otra debe estar libre no para apoyarnos en el lavabo o atusarnos el pelo como en los anuncios, sino para estirar la piel en la zona por la que vamos a pasar la máquina.

  • No te fíes de tu cara

Puede sonar sorprendente, pero tiene toda la lógica. En las páginas de Men’s Journal, el experto barbero Mac Ashraf-Zadeh explica que no debemos confiar en los rasgos de nuestro rostro –en concreto, la altura de las orejas– para tomarlos como referencia visual a la hora de comprobar la longitud de las patillas, ya que nuestra tez no es simétrica. En su lugar, y aunque parezca contraproducente, cree que es mejor juzgar la altura a simple vista.

  • No te afeites a contrapelo…

La dirección a seguir por la máquina ha de ser aquella en que crecen los pelos de la barba, pues será más eficaz y evitaríalas irritaciones. En caso de emplear maquinillas eléctricas, nada de frotar la cara arriba y abajo o en círculos como si estuviésemos embadurnando la brocha.

  • …Excepto en el apurado final

Sin embargo, los expertos consideran que se puede realizar una excepción en caso de que estemos dándole los últimos toques a la barba, ya que afeitarnos a contrapelo puede ayudar a eliminar esos pelos que se resisten a desaparecer.

  • Finalmente, mójate la cara y sécate

Después de terminar el afeitado, y antes de darnos cualquier after-shave que empleemos, resulta útil volvernos a mojar la cara, esta vez, con agua fría. El objetivo es el opuesto al del agua caliente: cerrar los poros que previamente se habían abierto.

  • Cuidado con los productos que tienen alcohol

Una de las advertencias más repetidas entre dermatólogos es tener cuidado con los productos que contienen alcohol, ya que resecan de manera importante la piel (y escuece). En realidad, la utilización del alcohol tiene su origen en un pasado en el que este se empleaba para evitar las infecciones. Muchas lociones lo llevan, pero si tienes la piel sensible, es preferible que su porcentaje no sea muy alto.

  • No te afeites a diario

Aunque el crecimiento rápido del vello probablemente obligue a muchas personas a afeitarse a diario, si podemos permitirnos el lujo de espaciar nuestro acicalado, la piel del cuello lo agradecerá. Además, el cada vez más aceptado look de barba de cuatro días es una forma útil de preservar la salud de nuestro rostro.

En un capítulo de Los Simpson, Homer iniciaba a su hijo Bart en el afeitado. Primero le detallaba cómo preparar la cuchilla, luego le enseñaba cómo pasar esta por la cara y, finalmente, le decía “ahora cortas pedacitos de papel higiénico y te lo pones aquí, y aquí y aquí”. El padre más famoso de la televisión americana tranquilizaba a su hijo: “no te preocupes, la sangre lo mantendrá en su sitio”. Sin llegar a los niveles de Homer Simpson, muchos son quienes recuerdan que el del afeitado es un arte perdido que, al perderse, está produciendo la masacre de nuestros rostros.

Infecciones Hombre
El redactor recomienda