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Dos proyectos legislativos y una sentencia que 'barren' a las prostitutas de las calles
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Dos proyectos legislativos y una sentencia que 'barren' a las prostitutas de las calles

La Ley de Seguridad Ciudadana, la reforma del Código Penal y una sentencia del Supremo podrían alentar los locales donde se ejerce la prostitución

Foto: Protestas en Francia por la legislación sobre prostitución. (Efe)
Protestas en Francia por la legislación sobre prostitución. (Efe)

“Yo nunca he tenido proxeneta”. Lo dice, contundente Silvia (nombre ficticio), prostituta de los 22 a los 30 años, hoy retirada. Y cuenta: “He trabajado en locales y casas privadas. Funcionan de dos formas: o se llevan el 50% de lo que ganas y de las copas del cliente o el primer servicio que haces cada día. La mayoría de las chicas viven en ellos, en la misma habitación donde trabajan. Tienen un día libre a la semana, y dos horas cada día. El tiempo que el club permanece abierto, unas 12 horas, tienes que estar ahí. En las casas a veces hay también servicios de 24 horas; puedes dormir de madrugada, pero si a las 3 llega un cliente, tienes que levantarte”. Silvia narra que ella ha tenido “suerte” con los dueños y con los locales (por pulcros), pero conoce a otras chicas obligadas a trabajar estando enfermas. En ninguno, sostiene, “decides libremente. Si vas al club tienes que trabajar tus horas; no puedes decir: ‘Ahora no’”. ¿Y el dueño, el que se lucra con la mitad de las ganancias de una mujer y le impone semejantes condiciones, no es un proxeneta? “Sí, claro, quería decir que yo nunca he tenido chulo, ‘novio’, como todas las chicas de la calle…”.

Cuestión aclarada. En Cataluña un decreto de la Generalitat de 2002 y la consiguiente ordenanza municipal tipo que lo desarrollaba, de 2003, regulan las condiciones que deben cumplir para obtener licencia los “locales de pública concurrencia donde se ejerce la prostitución” (ejercida de manera libre, detalla). Esto es, los prostíbulos. Los burdeles. Contra ella, varias asociaciones alzaron un recurso que llegó hasta el Tribunal Supremo, porque consideraban que contravenía el Convenio de la ONU de 1950 para la represión de la trata de personas y de explotación de la prostitución ajena, entre otros. En 2010 llegó la sentencia, que daba vía libre a estas disposiciones. Su ponente: Carlos Lesmes, hoy presidente del Consejo General del Poder Judicial.

“Carlos Lesmes fue ponente en esa sentenciaque convalidó la legalidad de los locales de alterne siempre que cumpliesen los requisitos de la norma de la Generalitat”, apunta Glòria Poyatos, juez decana de los juzgados de Lanzarote y experta en prostitución. “Si hubiese estado en contra del criterio mayoritario de la sala, hubiese emitido un voto particular. Y no lo hizo”, añade. Desde entonces, Cataluña (en la ciudad de Bilbao existe también una ordenanza al respecto) cuenta con el aval del Supremo a una norma que regula, con las cartas descubiertas, estos locales, por mucho que la sentencia también recoja que la prostitución, “aun siendo libre e independiente, es irreconciliable con el valor de la dignidad humana [art. 10 de la Constitución]” y por mucho que estipule que se trata de una conducta “tolerada por los poderes públicos” que no puede calificarse como “actividad lícita, si por tal entendemos no sólo la que está expresamente prohibida por la ley, sino además es […] conforme a los valores y principios constitucionales”.

Uno de los mayores prostíbulos de Europa, en La Jonquera. (Efe)Piruetas jurídicas

“La sentencia hace un doble salto mortal. A pesar de tener una introducción que analiza la licitud de la prostitución, convalida la orden de la Generalitat, lo que viene a ser, de facto, un reconocimiento como legales de los locales donde ésta se ejerce por cuenta propia”, señala Poyatos. Locales que, hoy por hoy, no regentan las prostitutas. “Tanto esta sentencia como el Gobierno apuntan en el mismo sentido: acuartelar a estas mujeres en sitios donde sean invisibles a efectos legales y de Seguridad Social, mientras se hacen visibles los locales, que pueden obtener sus licencias. A las trabajadoras sexuales se les niega cualquier visibilización regulativa por pánico moral y bajo un paternalismo institucional que las penaliza”.

Esta magistrada, autora del libro La prostitución como trabajo autónomo, que ha dado pie a la primera cooperativa legal de prostitutas, indica que el Ejecutivo favorece “la proliferación de los locales de alterne” condos proyectos en trámite, el de Reforma del Código Penal y la Ley de Seguridad Ciudadana. El primero, porque “despenaliza el proxenetismo de lucro de una forma sutil, eliminando el delito [art. 188 del Código actual, 187 del proyecto] para quien ‘se lucre explotando la prostitución de otra persona, aun con el consentimiento de la misma’ si no se dan ciertas condiciones”. El proyecto añade al Código hoy vigente que en este último caso, sólo se tratará de un delito si la víctima se encuentra “en una situación de dependencia personal y económica que no le deje alternativa” o “le imponga condiciones gravosas, desproporcionadas o abusivas”.

'Cabinas del sexo' para ejercer la prostitución en vehículos, en Zurich. (Efe)En la calle, infracción grave

En cuanto a la Ley de Seguridad Ciudadana -que prevé multas de 1.000 a 30.000 euros para quienes ofrezcan, negocien o soliciten servicios sexuales en espacios públicos usados por menores o en las carreteras-, la juez asegura que contradice la normativa europea, que dicta que la prostitución libre es una actividad económica, y el artículo 38 de la Constitución Española, el de la libertad de empresa. “No se puede prohibir negociar en espacios públicos; otra cosa es la prestación efectiva del servicio”.

Desde Anela, la Asociación Nacional de Empresarios de Locales de Alterne, ven con buenos ojos esta segunda reforma. “No debería haber prostitución ni en la calle ni en una finca privada. Lo suyo es que hiciéramos en toda España como en Cataluña, regulando las condiciones que deben reunir los locales”, señala José Roca, su portavoz.

Respecto a las condiciones que señalaba Silvia, la exprostituta, en los clubes, Roca da otra versión: “Hay locales de todo tipo. Los que nosotros representamos -unos 100- funcionan como hoteles. La mujer paga entre 50 y 70 euros por una pensión completa; trabaja en la sala y el 100% de lo que saca es para ella”. Mientras, Silvia continúa su relato: “Yo he vivido en clubes cuando he hecho una ‘plaza’, que es un acuerdo verbal con el dueño por el que, a partir de cierta fecha, trabajas ahí durante 21 días”. 21 días seguidos, con dos horas libres, pagando la mitad del servicio y sin derecho a decir ‘no’. “Lo verdaderamente importante para marcar la frontera de la legalidad no está en el carácter remunerado o no del intercambio sexual, sino en la libertad con la que se presta”, concluye Poyatos.

“Yo nunca he tenido proxeneta”. Lo dice, contundente Silvia (nombre ficticio), prostituta de los 22 a los 30 años, hoy retirada. Y cuenta: “He trabajado en locales y casas privadas. Funcionan de dos formas: o se llevan el 50% de lo que ganas y de las copas del cliente o el primer servicio que haces cada día. La mayoría de las chicas viven en ellos, en la misma habitación donde trabajan. Tienen un día libre a la semana, y dos horas cada día. El tiempo que el club permanece abierto, unas 12 horas, tienes que estar ahí. En las casas a veces hay también servicios de 24 horas; puedes dormir de madrugada, pero si a las 3 llega un cliente, tienes que levantarte”. Silvia narra que ella ha tenido “suerte” con los dueños y con los locales (por pulcros), pero conoce a otras chicas obligadas a trabajar estando enfermas. En ninguno, sostiene, “decides libremente. Si vas al club tienes que trabajar tus horas; no puedes decir: ‘Ahora no’”. ¿Y el dueño, el que se lucra con la mitad de las ganancias de una mujer y le impone semejantes condiciones, no es un proxeneta? “Sí, claro, quería decir que yo nunca he tenido chulo, ‘novio’, como todas las chicas de la calle…”.

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