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Las verdaderas razones por las que no te gusta ir al gimnasio
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POR UN "ESPACIO LIBRE DE ESTÚPIDOS"

Las verdaderas razones por las que no te gusta ir al gimnasio

Con los propósitos de Año Nuevo, muchas personas se apuntan al gimnasio. Pero allí descubren que este es un lugar menos agradable de lo que pensaban...

Foto: Cuando entramos en un centro deportivo, nos sentimos objeto de todas las miradas.
Cuando entramos en un centro deportivo, nos sentimos objeto de todas las miradas.

Con el arranque del nuevo año, llegan los propósitos de mejora personal. De entre todos ellos, no hay otro tan frecuente como el de hacer más ejercicio, que suele ser sinónimo de apuntarse a un gimnasio que abandonaremos meses después. Sin embargo, hay quien no se atreve a dar el paso y prefiere ejercitarse en solitario. No se trata de una cuestión económica o de tiempo libre, sino de miedo.

Gymtimidation (algo así como “gimtimidación”) es el nombre que recibe ese miedo que sienten las personas en el gimnasio al verse obligados a exponer sus cuerpos en público, especialmente si entre sus compañeros se encuentran anabolizados y musculosos varones. Un hándicap psicológico que provoca que en muchos casos evitemos acudir a estos centros donde pensamos que sólo lo vamos a pasar mal y, lo que es peor, a quedar en ridículo.

Cuando los demás nos miran (y quizá nos juzgan)

Una reciente encuesta realizada por la revista Cosmopolitan Fitness ha puesto de manifiesto que esta es una fobia más extendida de lo que podríamos pensar. Según sus resultados, esta es una de las causas más habituales para abandonar el gimnasio. Hasta un 20% de los hombres consultados afirma que su mayor miedo es no saber qué hacer, y de esa manera, convertirse en objeto de las miradas de desprecio de otros deportistas.

Hasta un 1% de los hombres afirma haber abandonado el gimnasio después de comprobar que no sabe utilizar sus máquinas

Para las mujeres tampoco es nada sencillo, ya que un 14% de ellas manifiesta sentirse intimidada por las posibles miradas que les dirijan los hombres, mientras que un 10% se preocupan de la opinión de otras hembras. La diferencia más sustancial entre ambos sexos es que mientras las mujeres se preocupan por la opinión tanto de otras mujeres como de los hombres, a estos les resulta indiferente la consideración femenina.

Por el contrario, los hombres parecen mostrarse mucho más tercos, como demuestra el hecho de que menos de la mitad de ellos se mostraría dispuesto a pedir ayuda a un compañero desconocido, mientras que el 92% de las mujeres lo haría sin problema. Hasta un 1% de los hombres afirma haber abandonado el gimnasio inmediatamente después de comprobar que no sabe emplear determinado artilugio.

Entre las razones para abandonar la práctica deportiva, sin embargo, siguen predominando las tradicionales. Un 53% de los hombres se harta del gimnasio tras comprobar repetidamente que está siempre lleno y resulta difícil seguir el plan que queremos, un 41% se define como vago y tan sólo alrededor de un 5% considera que no están lo suficientemente en forma como para apuntarse a un centro deportivo o creen que es un espacio diseñado únicamente para los habituales. En el caso de las mujeres, la vaguería es la razón principal que las aleja de las máquinas, pero hasta un 15% no se ven en forma.

Aumentando nuestra autoestima

Este problema tiene su origen en la falta de confianza que uno suele sentir cuando se apunta por primera vez a un gimnasio tras un período de tiempo en el que quizá ha perdido su estado de forma física, y que se agrava al compararse con aquellos que llevan años realizando deporte. Aunque aún no ha sido estudiado de forma sistemática, el concepto de “gimtimidación” está cada vez más extendido en los círculos deportivos, y diversos entrenadores han intentando proporcionar algunas pistas para solucionar dicho escollo. En otros casos, son los propios deportistas los que explican cómo han conseguido superar su inseguridad.

Es importante no darse rápidamente por vencidos: sólo la constancia nos llevará a obtener frutos

Lo más habitual es recordar que todo el mundo se ha sentido así en un momento u otro, pues nadie tiene el estado de forma de un deportista de manera natural. Además, como señala un servicio de consulta de salud de la Universidad de Columbia, tenemos que intentar buscar ayuda entre los profesionales de dicho centro, que sabrán mejor que nadie qué plan se adapta a nuestro estado y nuestras necesidades. Como recuerdan los psicólogos, el objetivo del ejercicio no es convertirse en una persona mejor, sino participar en un proceso que nos ayude a sentirnos mejor con nosotros mismos. En último lugar, es importante no darse rápidamente por vencidos: sólo la constancia nos llevará a obtener frutos, y pronto conoceremos compañeros que compartan nuestro desasosiego.

El año pasado, la cadena de gimnasios Planet Fitness echaba un cable a los inseguros –y, ya de paso, buscaba unos cuantos nuevos clientes– con dos anuncios, dedicados a hombres y a mujeres, que se reían de los veteranos del gimnasio. En ambos, unas espectaculares modelos y unos fornidos gimnastas hacían saltar la “alarma de estúpidos” (o lurk alarm), que señala a aquellos que gustan de presumir en público de sus cuerpos. Como promete la cadena, para evitar la “gimtimidación”, nada mejor que un espacio “libre de estúpidos”.

Con el arranque del nuevo año, llegan los propósitos de mejora personal. De entre todos ellos, no hay otro tan frecuente como el de hacer más ejercicio, que suele ser sinónimo de apuntarse a un gimnasio que abandonaremos meses después. Sin embargo, hay quien no se atreve a dar el paso y prefiere ejercitarse en solitario. No se trata de una cuestión económica o de tiempo libre, sino de miedo.

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