¿Cuál es la probabilidad real de que te toque el Gordo de la Lotería?
Las expectativas que casi todo el mundo deposita en la lotería de navidad no parecen muy fundadas, ya que la probabilidad de contar con el número
Las expectativas que casi todo el mundo deposita en la lotería de navidad no parecen muy fundadas, ya que la probabilidad de contar con el número del premio gordo es bajísima, pero eso no parece desanimarnos. Quizá porque se ha convertido más en un juego social, en el que se comparten los décimos con seres queridos, quizá porque tiene un componente reactivo (se compra el décimo del trabajo por si acaso, no vaya a ser que toque y nos quedemos sin premio) o quizá porque tiene lugar en fechas que son muchos más propicias a dejarse llevar por la ilusión, las escasas probabilidades no nos desaniman.
Aunque, eso sí, si hacemos caso a lo que Cristina García-Tornel afirma en Compendio general e innecesario de cosas que nunca pensó que le fueran a importar (Ed. Debate) es el premio que cuanta con más posibilidades de entre los muchos y frecuentes sorteos que se celebran en nuestro país, parece que muy dado a gastarse el dinero en esta clase de apuestas. Según la autora, contamos con las siguientes probabilidades de que nos toque:
Lotería Nacional (Navidad): 1 entre 85.000
Lotería Nacional: 1 entre 600.000
Quiniela y Quinigol: 1 entre 4.782.969
Combo de la Once: 1 entre 5.000.000
La primitiva y la bono loto: 1 entre 13.983.816
Cupón de la Once: 1 entre 15.000.000
El Gordo de la Primitiva: 1 entre 31.625.100
Euromillones: 1 entre 76.275.360
Nota del Redactor: Lotería Nacional volvió a cambiar el sistema, y ahora introduce 100.000 números en el bombo en lugar de 85.000, con lo que las probabilidades para el sorteo de este año no son las que la autora del libro refleja, sino que han descendido hasta 1 entre 100.000,
Las expectativas que casi todo el mundo deposita en la lotería de navidad no parecen muy fundadas, ya que la probabilidad de contar con el número del premio gordo es bajísima, pero eso no parece desanimarnos. Quizá porque se ha convertido más en un juego social, en el que se comparten los décimos con seres queridos, quizá porque tiene un componente reactivo (se compra el décimo del trabajo por si acaso, no vaya a ser que toque y nos quedemos sin premio) o quizá porque tiene lugar en fechas que son muchos más propicias a dejarse llevar por la ilusión, las escasas probabilidades no nos desaniman.