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“Barcelona es el mejor ejemplo de cómo debe ser una ciudad”
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RICKY BURDETT Y EL URBANISMO DEL SIGLO XXI

“Barcelona es el mejor ejemplo de cómo debe ser una ciudad”

Es habitual que se hable de nación, comunidad autónoma, estado o competencias, pero, ¿qué ha sido de las ciudades? Ricky Burdett nos habla de ellas

Foto: La evolución de Barcelona durante las dos últimas décadas es ejemplar. (Corbis)
La evolución de Barcelona durante las dos últimas décadas es ejemplar. (Corbis)

En la España contemporánea es habitual que conceptos como nación, comunidad autónoma, estado o competencias sean objeto de discusión. Sin embargo, de la ecuación parecen haber desaparecido las ciudades, quizá porque su importancia parece haber quedado sepultada bajo el peso de otras instituciones de mayor calado identitario. Sin embargo, la candidatura de Madrid a los Juegos Olímpicos y el papel jugado por su ayuntamiento a la hora de resolver la huelga de basuras ha vuelto a recordar que la política a nivel urbano sigue importando, y mucho.

Con el ánimo de animar a las ciudades de todo el mundo a explotar sus recursos y a encontrar nuevas ideas para un panorama urbano que ha de enfrentarse continuamente a nuevos retos, la Fundación Bloomberg Philantropies, del exalcalde de la ciudad de Nueva York Michael Bloomberg, acaba de convocar una nueva edición del Majors Challenge, una competición internacional que tiene como objetivo premiar la mejor idea para mejorar la vida de la ciudad y cuyo último ganador fue Providence, en Estados Unidos.

En el jurado de este año se encuentra Ricky Burdett, profesor de estudios urbanos de la London School of Economics y consultor de diseño urbano para las Olimpiadas de Londres 2012, que ha explicado a El Confidencial cuáles son los principales retos que habrán de afrontar las ciudades en los próximos años. Sobre todo, debido a que, como recuerda, “nunca ha habido tanta gente viviendo en ciudades como en el momento presente”, ya que estima que aunque ahora mismo el porcentaje de urbanitas se encuentra en el 50%, este podría aumentar hasta el 75 o el 80% en 2050.

Una nueva vida para viejas ciudades

Dicho crecimiento en ciudades como Lagos (Nigeria) o Kinshasa (República Democrática del Congo), que llegan a crecer a razón de 200.000 habitantes al año, puede ocasionar graves problemas tanto a nivel social como medioambiental. “Las ciudades consumen mucha más energía que la vida en el campo debido a razones obvias, la electricidad, los coches…”, explica Burdett. “Una pequeña reducción en la contaminación puede significar un gran cambio”. Además, el rápido crecimiento de las urbes puede dar lugar a lo que el experto denomina “una bomba de relojería social”: “Según las Naciones Unidas, uno de cada tres residentes urbanos vivirán en un área sin agua y sin electricidad”.

Ricky Burdett, profesor de la London School of Economics.Eso, en lo que a respecta a las nuevas ciudades que están surgiendo en los países en vías de desarrollo pero, ¿qué ocurre con la vieja Europa y sus ciudades, configuradas durante la Baja Edad Media? En opinión de Burdett, las ideas más estimulantes en lo que respecta a las ciudades modernas ha sido “dar a los viejos edificios una nueva vida, usar lo antiguo de forma moderna”, una tendencia que se ha seguido en muchas ciudades occidentales durante la última década. “Estaciones de ferrocarril o plantas eléctricas abandonadas que se convierten en nuevos lugares donde la gente puede hacer cosas nuevas, como es el caso de Londres con la Tate Gallery”.

En un reciente reportaje, el urbanista José María Ezquiaga recordaba que el retorno a los centros de las ciudades tras décadas de abandono hacia las periferias urbanas es una de las constantes de la resurrección de las grandes ciudades. En opinión de Burdett, “tener áreas centrales de las ciudades, una o varias, donde se viva y se realicen actividades en grupo es muy importante a la hora de volver a dinamizar la ciudades”.

En Madrid hay muchos y grandes edificios en las afueras de la ciudad abandonados

En ese sentido, el desplazamiento de la población a la periferia de las ciudades “ha tenido un impacto negativo en la calidad y en la energía de las ciudades”. No únicamente por el hecho de que aquellos que viven en las afueras han de pasar horas en el coche perdiendo tiempo y contaminando, sino porque “si la gente vive cerca de un hospital, de un museo, de una escuela o de una biblioteca, pueden utilizar dichos recursos públicos de manera más eficiente que si se encuentran en las afueras de la ciudad donde no vive nadie”. De esa forma, la calidad de vida no vendría determinada, como se suele pensar, por el abandono de la tumultuosa vida urbana, sino por todo lo contrario, por la optimización de recursos que implica una gran densidad poblacional.

Barcelona contra Madrid

Nuestro viaje nos trae a España, que Burdett considera que ha conseguido durante las últimas dos décadas establecer una relación ideal entre las ciudades de todo el territorio y el Estado, a diferencia de Reino Unido, donde una gran ciudad, Londres, destaca por encima del resto. Respecto a Madrid, el urbanista reconoce que no se siente capacitado para dar lecciones a nadie, pero cree que hay que recordar que la capital “es muy dependiente de la economía nacional”.

Si piensas sólo en las dos semanas que duran los juegos, no vas a beneficiar a la ciudad

¿Qué hacer, pues, para evitar su presunta decadencia? “Madrid tiene un centro muy bello con unos edificios magníficos. Sus plazas y museos deberían seguir siendo atracciones turísticas, porque ayuda a la economía”, expone incidiendo en los aspectos más positivos antes de abordar los negativos. “Una de las lecciones que aprendes de Madrid es que hay muchos y grandes edificios en las afueras de la ciudad abandonados. Esa política debe ser revertida para volver a reunir a la gente alrededor de los beneficios del centro. Es lo que los economistas denominan una economía de aglomeración, muy beneficiosa financieramente”.

Dado que Burdett estuvo implicado de manera directa en los Juegos Olímpicos de Londres, es lógico preguntarle por la manera en que dicho acontecimiento puede beneficiar o perjudicar una ciudad. “Ambas cosas son posibles”, asegura, y el éxito o fracaso de la empresa depende del alcance de la visión que tengan sus responsables. “Si piensas sólo en las dos semanas que duran los juegos, no vas a beneficiar a la ciudad, que es lo que ocurrió con Atlanta o Los Ángeles”.

El ejemplo opuesto sería el de Barcelona, donde se trabajó pensando en el largo plazo: “Como ocurrió en Londres, se crearon nuevas viviendas, nuevas instalaciones de deportes, nuevos colegios, etc.” Burdett considera la capital catalana uno de los grandes ejemplos de cómo una ciudad de menor tamaño puede situarse en el mapa “no únicamente a través de los Juegos Olímpicos, sino haciendo que la calidad de vida sea atractiva para todo el mundo. Es muy interesante cómo los alcaldes de diferentes períodos y proyectos políticos han seguido la misma línea a la hora de crear el espacio público de la ciudad y sus infraestructuras. Barcelona sigue siendo un buen ejemplo de lo que hay que hacer con una ciudad”.

Ganadores y perdedores

Otras dos ciudades que Burdett cita como buenos ejemplos son Londres y Bogotá. La primera, porque “ha sido capaz de planearse bien durante los últimos 150 años a través de los gobiernos municipales y ha podido absorber y aceptar gente de diferentes razas y naciones de una forma positiva”.

Es poco saludable para la economía de una ciudad depender sólo de una industria

El último ejemplo es, sorprendentemente, Bogotá, la capital de Colombia, “un país en vías de desarrollo con problemas de violencia y drogas pero que a lo largo de los años ha llevado a cabo políticas fantásticas para introducir escuelas y bibliotecas en las favelas”. Además, dos innovaciones como las ciclovías, para la circulación de bicicletas por toda la urbe, o los autobuses de tránsito rápido, llaman la atención de Burdett. “Es una ciudad muy resistente”.

Al otro lado de la balanza se encuentra Detroit, la gran ciudad en bancarrota de Estados Unidos, de la que Burdett extrae dos lecciones. Por una parte, que “que es poco saludable para la economía de una ciudad depender sólo de una industria. En Torino, Italia, ocurrió algo semejante hace 20 años con Fiat, pero rápidamente aprendieron a diversificar su economía y a no depender únicamente de la industria del automóvil”.

Por otra parte, las graves consecuencias que puede tener el abandono del centro de la ciudad: “las imágenes terroríficas que hemos visto se deben a que la gente ha preferido mudarse a las afueras porque es más seguro”. Sin embargo, el urbanista recuerda que la inversión ha vuelto a la ciudad del motor ya que “el centro de la ciudad es tan barato que se están empezando a comprar bellos edificios por cantidades muy bajas”.

Pasqual Maragall siempre hablaba de una Europa de las ciudades

Recientemente, el alcalde de Londres, Boris Johnson, sugería la posibilidad de constituir Londres como una ciudad estado frente a Reino Unido, ya que se entiende que el estado es una rémora que retrasa su evolución. “Creo que el argumento de países que son cada vez más débiles y ciudades cada vez más poderosas puede ser cierto a veces, porque es verdad que hay ciudades que están muy bien dirigidas, que tienen grandes ideas y buenos líderes”.

Sin embargo, existen ciertos aspectos que han aparecido durante los últimos siglos que impiden que una metrópolis pueda ser gestionada por sí misma de manera independiente. “Desafortunadamente, las ciudades nunca pueden tener competencias en temas como el medioambiente, el ejército, la aviación o la emigración, que tienen que ser gestionados por el Estado o por la Unión Europea”, señala Burdett. “Es poco probable que se vuelva al modelo de la ciudad-estado griega como Esparta o Atena. Uno de los grandes políticos españoles, Pasqual Maragall, siempre hablaba de “una Europa de ciudades”. Es importante que unas ciudades aprendan unas de otras, pero eso no significa que tengamos que entrar en ciudades como Londres, París, Barcelona o Madrid con pasaporte”.

En la España contemporánea es habitual que conceptos como nación, comunidad autónoma, estado o competencias sean objeto de discusión. Sin embargo, de la ecuación parecen haber desaparecido las ciudades, quizá porque su importancia parece haber quedado sepultada bajo el peso de otras instituciones de mayor calado identitario. Sin embargo, la candidatura de Madrid a los Juegos Olímpicos y el papel jugado por su ayuntamiento a la hora de resolver la huelga de basuras ha vuelto a recordar que la política a nivel urbano sigue importando, y mucho.

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