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La mentira del detector de mentiras y otras populares estafas psicológicas
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¿GRAFOLOGÍA? ¿PSICOLOGÍA DE LOS GESTOS?

La mentira del detector de mentiras y otras populares estafas psicológicas

Parece que la profesión de psicólogo va ligada a la de adivino de feria, devaluando la rigurosidad y el intento de la psicología de ser una disciplina científica

Foto: Polígrafo: sin regulación legal y poco fiable para los jueces
Polígrafo: sin regulación legal y poco fiable para los jueces

La situación es tan frecuente y generalizada que es una anécdota clásica de la profesión de psicólogo:Estar con un grupo de gente y al contar a qué te dedicas, alguien te pregunte: “¡Un psicólogo! ¿Me puedes decir cómo soy?”. Cuando le respondes que para poder realizar una evaluación a alguien se necesitan varias sesiones de terapia e instrumentos adecuados y que, evidentemente, el sitio, el momento (¡y por supuesto nuestra disponibilidad!) más adecuadono va a serun bar, insisten: “Pero dime lo que ves de mí, así en plan por mis gestos o por mi firma”.

Desde hace muchos años parece que la profesión de psicólogo va ligada a la de adivino de feria, devaluando gravemente la rigurosidad y los intentos de la psicología de ser una disciplina científica. Pero dado el aumento de personas que acuden a las consultas y la sana normalización que ha adquirido el ir a un psicólogo, uno se pregunta por qué sigue habiendo tanto desconocimiento acerca de las maneras que tenemos los psicólogos de analizar la conducta.

No hace falta saber leer mentes para dar con la respuesta. Basta con encender la televisión cualquier día.En un programa, unos famosos son sometidos a un polígrafo para determinar si mienten, y en base a los resultados de la máquina se construyen todos los titulares de la semana. En otro programa, un psicólogo analiza la caligrafía de una mujer que ha sido detenida acusada de un espantoso crimen para conocer su personalidad e, incluso, para tratar de vislumbrar su culpabilidad. Mientras tanto, en otro espacio, una psicóloga, colaboradora habitual, suplirá el no tener declaraciones del entrevistado leyendo su lenguaje corporal y ofreciendo en primicia otros aspectos escondidos de la persona.

Los tres métodos falsos

Todos estos métodos son introducidos bajo una capa de profesionalidad y vendidos con alguna palabra técnica para darles mayor credibilidad. Y, sin embargo, ninguno de ellos es respaldado por estudios científicos como instrumentos de evaluación. Todos ellos son métodos falsos quecon el objetivo de aportar información sobre la persona se han quedado en intentos fallidos, rebatidos por la lógica y desechados por la ciencia, y que si persisten en el mercado sólo pueden considerarse estafas.

Está claro que la gente de a pie duda muchas veces acerca de su funcionamiento: “Si el polígrafo de verdad es infalible, se usaría para sacar la información a los sospechosos de un delito, algo debe fallar”. La gente sigue confiando que el escribir el rabito de la “g” de una manera u otra no arruinará una cita amorosa y, afortunadamente, siguen desplazándose hasta las consultas, sabiendo que por una foto suya, el psicólogo no podría recabar la información que necesita para ayudarle. Aún así, es verdad que una mentira dicha muchas veces cala sobre la gente y acaba contribuyendo a esta confusión que existe acerca de la profesión:

El polígrafo

Incluso si el aparato logra medir con precisión un aumento de las señales fisiológicas del sujeto, tales como la sudoración o el aumento de frecuencia cardíaca, no se ha podido demostrar que esos cambios pertenezcan a una emoción que pueda ser claramente registrada y mucho menos saber si el sujeto miente o no. Una persona, nerviosa por lo que se juega, puede dar un resultado positivo aunque esté siendo sincera, mientras que una persona que mienta pero haya sido entrenada para estar tranquila, o simplemente se crea que está diciendo la verdad, saldría triunfante de la prueba del polígrafo. La Academia Nacional De Ciencias de Estados Unidos desechó en 2003 que fuera un instrumento fiable de evaluación, sentenciando que la gran mayoría de los estudios que alababan sus resultados estaban trucados o eran defectuosos. Por el contrario, un estudio extenso sobre la materia arrojó un resultado bastante esclarecedor: Si se tratara de detectar a 10 espías infiltrados en una empresa de 10.000 empleados, el polígrafo capturaría a 8 de esos 10 espías… junto a 1992 empleados inocentes a los que el polígrafo estaría tomando por mentirosos. La mayoría de asociaciones, científicas y jurídicas, hace tiempo que han constatado la poca utilidad del instrumento.

La grafología

Aparte de la limitación de los test de personalidad como predictores de la conducta, la grafología ni siquiera es uno de ellos.El estudio de la personalidad a través de la caligrafía de la personaes considerada una pseudociencia. Esto es así porque a pesar del intenso marco teórico que ha desarrollado esta técnica proyectiva, ha sido incapaz en ningún estudio de demostrar su eficacia. No se ha podido probar que un tipo u otro de letra pueda definir cómo es una persona. Es más, un estudio determinó que el análisis que un grafólogo profesional pudiera hacer y el que cualquier persona sin conocimiento alguno de la materia pudiera ofrecer, no distaba de manera significativa. Es importante señalar la diferencia entre la grafología y la caligrafía forense, que es el peritaje que se realiza para comparar escritos y saber si son de una misma persona. Esta técnica sí está admitida judicialmente tras haber sido demostrada empíricamente.

El análisis del lenguaje no verbal

Que algunos gestos o actitudes sean muy generalizados en un mismo entorno cultural, no es suficiente para hacer un análisis serio de la persona, y menos de sus intenciones. El uso que hacemos de los gestos, aparte del significado cultural que le queramos dar, depende del aprendizaje personal. Tocarse la barbilla puede ser un gesto que culturalmente identifiquemos con mostrar interés, pero, a la hora de ejecutarlo, para una persona puede ser un tic que hace en momentos de aburrimiento y para otra un truco que en el pasado le ha servido para ligar. Cuando en la televisión los mal llamados expertos dicen obviedades como que “si va corriendo es porque tiene prisa” no están más que cubriendo minutos de pantalla a falta de una buena noticia. Si por el contrario son tan precisos a la hora de analizar estos gestos, sin conocerla historia previa de aprendizaje del sujeto, probablemente quieran corroborar el titular jugoso que se busque.

Aunque el objetivo de algunos programas sea simplemente entretener y divertir, resulta descorazonador pensar por qué hay profesionales que tratan de vender estos instrumentos como si fueran científicos y precisos. Si es por hacer negocio es deplorable y si es por desconocimiento de los estudios que alaben sus métodos, es igualmente injustificable en la Era de la Información. Cualquier persona puede navegar en la red y encontrar toda la información aquí expuesta. No vale con hallar libros sobre el tema, hay que ir a las fuentes, y estas, en caso de cualquier instrumento psicológico, han de ser siempre los estudios científicos.

Los psicólogos tenemos la obligación ética y profesional de luchar para que nuestra disciplina no se aleje del marco de la ciencia y de divulgar dicha información. Tal vez una buena ocasión para hacerlo sea en la charla que se genere cuando alguien en un bar, expectante, nos pida que les digamos cómo son.

*David Pulido. Compagina la actividad clínica con la docente, siendo profesor del Máster de Terapia de Conducta en el Instituto de Terapia de Madrid y profesor honorario del Prácticum de la facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid. Su actividad profesional se ha desarrollado en diversos ámbitos clínicos como centros de salud, centros de acogida de menores o gabinetes de psicología. Ejerce como divulgador de la psicología en programas de televisión como 'Las mañanas de la 1', 'España Directo' o 'Las Mañanas de Cuatro'

La situación es tan frecuente y generalizada que es una anécdota clásica de la profesión de psicólogo:Estar con un grupo de gente y al contar a qué te dedicas, alguien te pregunte: “¡Un psicólogo! ¿Me puedes decir cómo soy?”. Cuando le respondes que para poder realizar una evaluación a alguien se necesitan varias sesiones de terapia e instrumentos adecuados y que, evidentemente, el sitio, el momento (¡y por supuesto nuestra disponibilidad!) más adecuadono va a serun bar, insisten: “Pero dime lo que ves de mí, así en plan por mis gestos o por mi firma”.

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