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El éxito de la tabla Ouija o cómo hacer negocio con lo paranormal
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UNA "EFICIENTE COMUNICACIÓN" CON EL MÁS ALLÁ

El éxito de la tabla Ouija o cómo hacer negocio con lo paranormal

La posibilidad de contactar con nuestros seres más queridos después de morir puede ser un interesante negocio. De ahí el éxito mundial de la tabla Ouija

Foto: La Ouija fue un gran éxito en Estados Unidos durante los años veinte y treinta. (Corbis)
La Ouija fue un gran éxito en Estados Unidos durante los años veinte y treinta. (Corbis)

Que la posibilidad de contactar con nuestros seres más queridos una vez han emprendido su viaje al infinito –por decirlo suavemente– es un negocio próspero no es un gran descubrimiento. En un pasado, la religión había ofrecido consuelo al ser humano respecto a tal tema; sin embargo, la muerte de Dios preconizada por Friedrich Nietszche abrió la puerta a otros métodos alternativos de contacto con lo sobrenatural que, además, no entraban en conflicto con la práctica religiosa.

El espiritismo fue una de las grandes modas en la sociedad occidental durante el siglo XIX, especialmente en Estados Unidos, donde las hermanas Fox fueron sus principales impulsoras al mostrar a todos los interesados cómo en su casa se sucedían golpes sin origen conocido. Aunque en 1888 se descubrió que dichos sonidos sí tenían un origen muy claro (el crujido de las articulaciones de los pies de las hermanas), la semilla ya estaba plantada y Estados Unidos creía firmemente en sus fantasmas.

Aquí es donde entra en escena la hoy en día terrible tabla Ouija, comercializada por primera vez en 1891 como “la tabla que habla”, un éxito comercial sin precedentes en el mundo de la juguetería gracias a que ofrecía la posibilidad de “responder preguntas sobre el pasado, sobre el presente y el futuro con una precisión increíble”, a cambio de apenas un dólar y medio. ¿Pero cuál es la historia de este célebre invento?

Takin’ care of business

La tabla había comenzado a ser utilizada por espiritistas a mediados de la década de los años ochenta del siglo XIX y la primera vez que se tiene constancia de ella en una noticia publicada por la agencia americana Associated Press, tal y como ha explicado Robert Murch, el mayor experto en la materia, en un reportaje publicado en la revista del Smithsonian, y que lleva investigando sobre la célebre tabla desde comienzos de los años noventa.

Los empresarios consiguieron demostrar que la Ouija funcionaba ante el registro de patentes

Una de las personas que leyó la nota de prensa publicada por AP fue Charles Kennard, oriundo de Baltimore (Maryland), un hombre con un claro olfato para el negocio: rápidamente reunió a otros cuatro socios para fundar la Kennard Novelty Company con el objetivo de comercializar ese nuevo ingenio. No hay que perder de vista el espíritu de aquellos tiempos: el telégrafo había permitido reducir significativamente las distancias físicas en la comunicación, y en 1876 Thomas Alva Edison ya había patentado el teléfono. El siguiente paso era, lógicamente, el más allá.

Por supuesto, Kennard y sus compañeros, a los que Murch define como “astutos hombres de negocios”, no podían haber patentado un invento que no funcionase, y de hecho, no fue así, ya que consiguieron demostrar en la oficina de patentes su correcto rendimiento: la tabla deletreó de manera totalmente acertada el nombre del oficial encargado de registrarla, que supuestamente era desconocido para los empresarios.

Cómo comercializar un producto de éxito

La tabla, que por aquel entonces ya tenía la forma con la que se conoce hoy en día (con la salvedad de que estaba construida únicamente con madera, mientras que ahora el plástico suele mezclarse con la cartulina), arrasó desde un primer momento. En apenas un año, la Kennard Novelty Company había abierto otra nueva fábrica en Baltimore, dos más en Nueva York y otras dos en Chicago. Además, había abierto su primera sucursal al otro lado del Atlántico, en Londres.

La Ouija ofrecía eficacia en tu propia casa a muy bajo coste y sin necesidad de recurrir a un experto

No resulta complicado entender el éxito de este innovador sistema de comunicación con la otra orilla de la laguna Estigia. Diversos estudios científicos han explicado por qué funciona tan a menudo la tabla, incluso entre aquellos cuyo escepticismo los haría menos sospechosos de dejarse llevar por la sugestión. Más allá de su origen sobrenatural o psicológico, lo que resulta claro es que la Ouija, como todo producto de éxito, satisfacía una necesidad ciudadana.

Buena muestra de ello es que pronto comenzó a ser menospreciada por los espiritistas, ya que se convirtió en su competencia más fuerte. De igual manera que ocurrió cuando la televisión comenzó a proliferar en los hogares en sustitución del cine, o cuando la prensa digital no hizo necesario acudir a un kiosko para adquirir un periódico de papel, la Ouija ofrecía eficacia en tu propia casa a muy bajo coste y sin necesidad de recurrir a un autodenominado “experto”. Todo eran ventajas.

Auge y caída de la tabla mágica

Como explica Murch, y a diferencia de lo que se cuenta en muchas versiones oficiosas, su nombre no se origina a partir de las palabras que sirven para expresar afirmación en francés (“oui”) y en alemán (“ja”), sino que se debe a una ocurrencia de la cuñada de uno de los socios de la firma que fue refrendada por la propia tabla. Esta respondió “buena suerte” cuando se le preguntó si ese era el nombre que debían utilizar.

La Ouija fue utilizada por personas de todas las clases sociales hasta el estreno de 'El exorcista'

En la actualidad, la tabla goza de una fama mucho peor que la que tuvo durante casi un siglo, cuando llegó a experimentar sensibles aumentos de venta en momentos trágicos de la historia americana como después de la I Guerra Mundial o en 1944, cuando en plena guerra se despacharon 50.000 copias en unos meses sólo en Nueva York. Pero Murch señala que su buena fama se acabó a comienzos de los años setenta, gracias a El exorcista (The Exorcist, William Friedkin), en la que se sugería que la posesión de Reagan había sido causada por una sesión de espiritismo en la que se utilizaba dicho dispositivo.

Hoy en día, una tabla Ouija (cuyos derechos pertenecen a Hasbro) es un ingenio que arrasa ante todo entre adolescentes ansiosos por vivir experiencias al límite y puede comprarse en muchos establecimientos por apenas 10 euros (aunque no esperes verlo en ningún escaparate). Desde luego, más barato que lo que cuesta una conexión mensual a internet, llega mucho más lejos y seguramente no esté al alcance del espionaje de la NSA.

Que la posibilidad de contactar con nuestros seres más queridos una vez han emprendido su viaje al infinito –por decirlo suavemente– es un negocio próspero no es un gran descubrimiento. En un pasado, la religión había ofrecido consuelo al ser humano respecto a tal tema; sin embargo, la muerte de Dios preconizada por Friedrich Nietszche abrió la puerta a otros métodos alternativos de contacto con lo sobrenatural que, además, no entraban en conflicto con la práctica religiosa.

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