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Los jóvenes de la ESO ven su futuro muy negro (aunque se esfuercen)
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EL 78% CREE QUE ALCANZARÁ SUS ASPIRACIONES

Los jóvenes de la ESO ven su futuro muy negro (aunque se esfuercen)

Teniendo en cuenta las altísimas tasas de paro juvenil, no es de extrañar que los adolescentes que vienen detrás vean el futuro con pesimismo

Foto: Estudiantes de 4 de ESO durante un examen. (Efe)
Estudiantes de 4 de ESO durante un examen. (Efe)

Teniendo en cuenta que más de la mitad de los jóvenes españoles de menos de 25 años está en el paro, no es de extrañar que los que vienen detrás, los adolescentes que están cursando la ESO, tengan una visión poco halagüeña del futuro. Estos chavales, nacidos entre 1997 y 2000, constituyen la generación post-millennial o Generación Z (como ya la han bautizadomuchos sociólogos). A diferencia de los Millennial o Generación Y, correspondiente a los jóvenes nacidos entre 1982 y 1992, los jóvenes que actualmente cursan la ESO están viviendo la crisis con toda su intensidad y la ingenuidad que caracteriza a gran parte de la anterior cohorte de jóvenes brilla por su ausencia.

Según un estudio elaborado por la Fundación Adsis, que recoge las opiniones de 2.970 adolescentes de toda España que estudian ESO en 24 institutos públicos de educación secundaria, el 50,2% de los jóvenes estudiantes es pesimista o ve el futuro incierto. Pero ese pesimismo respecto a la sociedad se torna en optimismo en lo que respecta a las oportunidades individuales: el 81,1% es optimista y asocia su futuro particular a los colores vivos. Sólo el 13,3% de los estudiantes asocia su futuro personal al gris, el negro o el marrón.

Aunque el 48% de los estudiantes de ESO está parcialmente de acuerdo con que “no vale la pena sacrificarse mucho por estudiar y formarse, ya que el futuro de los adolescentes es muy incierto”, un 87% está dispuesto a esforzarse para alcanzar sus aspiraciones.

Las vocaciones no cambian

Pese a que los estudios universitarios están de capa caída, no sólo debido a su precio, sino también a la alta tasa de paro entre licenciados, los estudiantes de secundaria siguen teniendo claro que el mejor futuro pasa por estudiar una carrera. Del 72% de los estudiantes que tienen claro quéquiere hacer después de la ESO, un 61% asegura que va a cursar bachillerato para estudiar una carrera.

La crisis y el declive laboral de determinadas profesiones no parecen haber cambiado en nada las preferencias de los estudiantes. La carrera más atractiva entre las chicas es medicina y entre los chicos ingeniería informática, pero tras estas las más populares son psicología, educación primaria, derecho, arquitectura, periodismo y educación física, todas menos la última profesiones que, actualmente, están viviendo una profundísima crisis. No importa, la mayoría de los estudiantes (un 65,3%) sigueestando fuertemente influenciadospor la vocación y quieren trabajar en lo que les gusta.

Dos de cada diez jóvenes, en riesgo de exclusión social

El estudio de la Fundación Adsis pone de manifiesto las dificultades añadidas que están teniendo que soportar una parte importante de nuestros alumnos. Según la encuesta, el 18,4 por ciento de los estudiantes de ESO tiene carencias económicas severas, lo que condicionará su futuro educativo. Estos adolescentes sufren de privaciones que hasta poco pensábamos se limitaban a una minoría residual de familias: el 90,5% no disfruta de vacaciones, el 75,3% no come carne o pescado al menos 3 veces por semana, el 73,8% pasa frío en su casa en invierno y el 86,9% vive en familias que no pueden pagar imprevistos. No es de extrañar tamaña carestía: 6 de cada 10 de estos adolescentes viven en hogares con sus padres sin trabajo.

Una situación socieconómica precaria puede dañar muy seriamente el proceso de construcción de la identidad de los adolescentes

Estosjóvenes, en riesgo de exclusión social, tienen mayores dificultades para desarrollar sus estudios que el resto de adolescentes. En comparación, su desempeño académico es un 24 por ciento más bajo que el del resto de estudiantes y un 61 por ciento de ellos ha suspendido tres o más asignaturas el curso pasado. El trabajo también pone en evidencia cómo estos jóvenes se sienten menos valorados y apoyados por su entorno que el resto de estudiantes de ESO y cómo sus expectativas de éxito también son más bajas: un 37 por ciento cree que no alcanzará sus aspiraciones y un 30 por ciento no sabe si acabará la ESO o cree que no lo hará.

Con la crisis, el perfil de adolescentes en riesgo de exclusión social ha cambiado enormemente. Si en la década de los 90 sólo encajaban en esta tipología los jóvenes de familias con rentas bajas y las minorías étnicas, en la actualidad a estos se suman los adolescentes de clases medias con problemas económicos. En opinión de los autores del estudio, “una situación socieconómica precaria puede dañar muy seriamente el proceso de construcción de la identidad de los adolescentes si el contexto familiar no ejerce de sostén y guía, especialmente en esta etapa evolutiva en la que los padres y madres dejan de ser las figuras referentes de sus hijos y son derribados por el grupo de iguales”.

Por todo esto, la Fundación Adsis insiste en la necesidad de que los educadores sepan adaptarse a la realidad socioeconómica de los jóvenes, siendo cercanos y accesibles. “Los chavales necesitan sentirse escuchados”, asegura un educador del Centro de Jóvenes de Getxo de la Fundación Adsis. “Eso les permite verse a sí mismos, darse cuenta de los errores y poder reajustarse ellos mismos. No consiste en decirles lo que deben hacer, sino en entregarles la responsabilidad, que ellos sean quienes decidan”.

Teniendo en cuenta que más de la mitad de los jóvenes españoles de menos de 25 años está en el paro, no es de extrañar que los que vienen detrás, los adolescentes que están cursando la ESO, tengan una visión poco halagüeña del futuro. Estos chavales, nacidos entre 1997 y 2000, constituyen la generación post-millennial o Generación Z (como ya la han bautizadomuchos sociólogos). A diferencia de los Millennial o Generación Y, correspondiente a los jóvenes nacidos entre 1982 y 1992, los jóvenes que actualmente cursan la ESO están viviendo la crisis con toda su intensidad y la ingenuidad que caracteriza a gran parte de la anterior cohorte de jóvenes brilla por su ausencia.

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