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Nueve razones por las que deberías hacer ejercicio por la mañana
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LOS EFECTOS SE NOTAN DURANTE TODO EL DÍA

Nueve razones por las que deberías hacer ejercicio por la mañana

Cuando nos proponemos comenzar a hacer ejercicio físico, solemos elegir la tarde o la noche, pero el deporte por la mañana tiene importantes beneficios

Foto: Levantarse una hora antes para hacer ejercicio puede ser un importante esfuerzo, pero merece la pena. (Corbis)
Levantarse una hora antes para hacer ejercicio puede ser un importante esfuerzo, pero merece la pena. (Corbis)

Cuando por fin nos decidimos a dar el paso y nos proponemos comenzar a hacer ejercicio físico para competir en alguna clase de maratón, mejorar nuestra apariencia o simplemente sentirnos un poco mejor, solemos seleccionar la tarde o incluso la noche como el momento que dedicaremos a hacer deporte. La razón es obvia, ya que suele ser el momento en el que hemos cumplido con nuestras obligaciones laborales.

Sin embargo, probablemente estemos haciendo lo incorrecto: hay un gran número de argumentos, tanto psicológios como fisiológicos o sociales, para planificar nuestra actividad física por la mañana. Ello no quiere decir que sea la mejor opción para todo el mundo (el entrenamiento nocturno proporciona otra clase de beneficios), pero hay algunas razones que afectan a casi todos por igual, como el hecho de que, debido a que la práctica de ejercicio cambia nuestro metabolismo, sus efectos se dejan notar a lo largo del día. ¿Por qué deberíamos replantearnos nuestro horario?

Te hace más constante

Debido a que sobrevaloramos nuestra fuerza de voluntad, solemos pensar que no necesitamos ayudas externas para garantizar que vamos a seguir practicando ejercicio dos semanas después de empezar. Pero hacer deporte por la mañana nos ayuda a mantener un horario fijo, especialmente si lo practicamos a primerísima hora. Como señalan diversas investigaciones, aquellos que se ponen en marcha con el alba suelen mantener más la regularidad que los que lo hacen en otro momento del día.

Quemas más grasa

Según un estudio publicado por la Universidad de Northumbria en Newcastle en el British Journal of Nutrition, los deportistas queman un 20% más de grasa si realizan ejercicio en ayunas, incluso en el caso de que el aporte calórico recibido a lo largo del día sea el mismo. La clave se encuentra en que, como señala el investigador Javier González, los que realizan ejercicio con el estómago vacío queman la grasa de reserva, mientras que los que han desayunado simplemente eliminan la que acaban de consumir.

No hay conflicto de horarios

Muchos de los que se han apuntado al gimnasio con la voluntad de acudir diariamente a la clase de las ocho se habrán sorprendido de que, por unas razones u otras, han pasado semanas sin poder asistir, y no necesariamente por estar demasiado cansados. Es muy probable que a lo largo de la semana vayan apareciendo diversos compromisos que nos apartan del chándal y las deportivas. Sin embargo, es muy poco probable que tengamos citas ineludibles a las siete de la mañana.

Alivia el estrés

No es ninguna novedad que el ejercicio físico ayuda a reducir la ansiedad. Sin embargo, si realizamos deporte únicamente por la noche, estaremos relajados unas pocas horas, pero cuando nos volvamos a levantar, el estrés llamará de nuevo a nuestra puerta. Si hacemos ejercicio por la mañana, la sensación de relajación creada por las endorfinas se prolongará a lo largo de toda la jornada laboral.

Agudiza tu inteligencia y te da energía

Un efecto similar al del punto anterior. Muchas personas, especialmente las que son más activas por la tarde y por la noche, sienten que tardan mucho en arrancar en el día, y que necesitan tres cafés para ponerse en marcha. Hacer ejercicio activa tu organismo de inmediato y, aunque pueda generar cierta fatiga, proporciona una prolongada sensación energizante.

Mejora tu sistema endocrino y los ritmos circadianos

Cuando hacemos ejercicio todos los días a la misma hora, nuestro cuerpo comienza a regularse, en especial el sistema endocrino. Algo que también ocurre con los llamados ritmos circadianos, que son las oscilaciones de las variables biológicas que se producen a lo largo del tiempo. El cuerpo se acostumbra a prepararse antes de la hora en que suena el despertador porque le hemos acostumbrado a ello, así que el despertar es menos traumático. Las hormonas se preparan para regular la presión sanguínea y el bombeo del corazón, por lo que evitaremos complicaciones cardiacas.

Duermes mejor

No sólo un palizón a última hora que nos lleva a la cama agotados ayuda a que conciliemos mejor el sueño (y, de hecho, puede ser contraproducente). Hacer deporte de manera regular ayuda a mejorar la calidad del sueño, por lo que quizá no necesitemos pasar tanto tiempo en la cama dando vueltas… Y podamos destinar ese tiempo a levantarnos un poco antes para hacer ejercicio.

Relaja tu apetito

Nada debe hacernos saltar la primera comida del día que, como suele recordarse, es la más importante, pero como demostró un estudio de la Universidad Brigham Young, hacer ejercicio puede reducir de manera significativa la sensación de hambre que sentimos a lo largo del día.

Te sientes realizado

Cumplir con los horarios que te has impuesto es complicado, pero si lo consigues, obtendrás una satisfacción sin igual. El mero hecho de alcanzar uno de tus objetivos cada día te hará afrontar los retos de la vida diaria con la sensación de que puedes hacer frente a cualquier desafío que se te ponga por delante.

Cuando por fin nos decidimos a dar el paso y nos proponemos comenzar a hacer ejercicio físico para competir en alguna clase de maratón, mejorar nuestra apariencia o simplemente sentirnos un poco mejor, solemos seleccionar la tarde o incluso la noche como el momento que dedicaremos a hacer deporte. La razón es obvia, ya que suele ser el momento en el que hemos cumplido con nuestras obligaciones laborales.

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