Es noticia
“Claro que he leído El Quijote” y otras mentiras de la gente pedante
  1. Alma, Corazón, Vida
LOS LIBROS QUE EN REALIDAD NO conocemos

“Claro que he leído El Quijote” y otras mentiras de la gente pedante

Decía el político alemán Otto von Bismark que cuando más se miente es antes de las elecciones, durante la guerra y después de una  jornada de

Foto: Presumimos a menudo de haber leído libros que en realidad desconocemos. (Corbis)
Presumimos a menudo de haber leído libros que en realidad desconocemos. (Corbis)

Decía el político alemán Otto von Bismark que cuando más se miente es antes de las elecciones, durante la guerra y después de una jornada de caza. Tal vez sea cierto que esos tres momentos son caldo de cultivo de numerosos bulos, exageraciones y demás falsedades, pero la verdad es que todos mentimos constantemente.

No se trata por necesidad de grandes mentiras, estafas o manipulaciones, pero hay pequeñas mentiras que nos hacen la vida mucho más sencilla, así como las mentiras piadosas, siempre con benévolos fines.

Hasta el más sincero y transparente, apenas haga un pequeño repaso autocrítico, se dará cuenta de que, efectivamente, miente varias veces a lo largo del día.

Son muchas las mentiras que proferimos durante la jornada en variadas circunstancias. ¿Quién no ha pulsado un decidido y enérgico clic sobre la casilla que reza: “He leído y aceptado los términos de uso”? ¿Y los había leído? ¿Eh?

“No te va a doler” es otra de las mentiras frecuentes (el contexto pónganlo ustedes, aunque siempre se puede pensar que se dice por el bien del paciente), así como “Estoy bien”, “Justo te iba a llamar” o “Llego en cinco minutos”.

“¡Qué camisa tan bonita, me encanta!” profiere uno con todo el entusiasmo de que es capaz, mientras observa, no sin lágrimas en los ojos, como su tía rasga el tique y lo tira a la papelera, condenándole a uno a quedarse semejante atuendo de por vida.

Pero mentimos. Para abreviar, para resumir, para no dar demasiada información o porque nos puede la educación.

¿Sobre qué mentimos?

Amén de estas mentiras prácticas que nos ayudan a sortear los placeres diarios, hay ciertos campos –como decía Bismark– en los que mentimos más. Es fácil pensar en el sexo (reducir o aumentar el número de ligues, según los casos y los objetivos) o en los currículum vítae (es sorprendente cómo en tan poco tiempo hemos aprendido inglés, francés, italiano, armenio, chino…) , pero no podemos olvidar uno de los campos en los que más mentimos: los libros, las películas, la música.

La lista reúne los veinte libros que más decimos haber leído, cuando no es cierto

“¿Cómo puedes no haber visto El Padrino?”, “¿De verdad no has leído a Garcilaso?”, “Me estás vacilando: tienes que haber escuchado el Kind of blue…” Cualquier lector se habrá topado con estas frases en algún encuentro entre amigos y habrá querido –con razón– asesinar a su interlocutor que, según parece, ha disfrutado de todas las obras maestras de la historia del arte.

Pero no sólo mentimos acerca de la literatura para jactarnos de lo cultivados e intelectuales que somos, aunque esta tendencia esté muy extendida. Curiosas conclusiones se pueden sacar a partir de la lista que ha publicado recientemente Book Riot en la que, a partir de una encuesta, se reúnen los veinte libros que más decimos haber leído, cuando no es cierto. Como se comprueba alconsultarla, es evidente que si la encuesta se hubiera hecho en España los títulos habrían sido otros (El Quijote, por ejemplo, brilla por su ausencia). Pero el fenómeno es perfectamente identificable por cualquier hispanohablante. ¿Quién osa reconocer en público que no se ha leídoCien años de soledad?

La lista

Los cuatro primeros títulos de la lista no sorprenderán a nadie: Orgullo y prejuicio, de Jane Austen; Ulises, de James Joyce; Moby Dick, de Herman Melville y Guerra y Paz, de León Tolstói. Hay que tener en cuenta, como se ha dicho, que predominan los libros en inglés, dado que los encuestados eran presumiblemente anglófonos. Estos cuatro libros responden, efectivamente, a ese afán de presumirde cultura en las reuniones sociales, una vanagloria que a menudo nos podemos permitir gracias a las películas que, inspiradas en las historias de los libros, nos dejan dar cuatro pinceladas que acrediten nuestro ficticio saber: que si en este terminan casándose, que si aquel creo que va de una ballena, que si algo sobre Rusia. Cualquier cosa que pueda dejar a nuestros interlocutores boquiabiertos.

Sin embargo, enseguida la lista cambia de tercio, pues el quinto libro que nos encontramos es la Biblia. Suponemos que cuando uno se ufana de haber leído las Sagradas Escrituras, aunque en muchos casos puede estar jactándose de su completa cultura, otras veces ese orgullo puede responder al deseo de hacer patente una postura religiosa, un compromiso ferviente o un conocimiento ético o ideológico, más que literario.

Mientras en algunos sitios nos mirarán mal por no haber leído El Quijote, en otros entornos nos tacharán de pedantes por haberlo leído

Los siguiente títulos de la lista siguen siendo obras conocidas, ya clásicos, –1984, Anna Karenina, El guardián entre el centeno…–. En el puesto número siete se cuela El señor de los anillos, de J. R. R. Tolkien, cuya presencia se explica igual que la de Harry Potter, de J. K. Rowling, en el puesto decimonoveno. Tal vez estos dos extensos libros no alcancen en calidad literaria a otros muchos de la lista, pero su importancia en el imaginario colectivo les avala como meritorios poseedores de dichos puestos en el ranking.

La sorpresa la hallamos en el número catorce de la lista, donde encontramos, por encima de Crimen y castigo (Dostoievski) , Jane Eyre (Charlotte Bronte) o Historia de dos ciudades (Charles Dickens), el moderno best-seller titulado Cincuenta sombras de Grey, de E. L. James.

La aparición del popular libro da indicios de que no sólo mentimos para parecer más cultos, sino también para parecerlo menos, para presumir de modernos, de actualizados o para integrarnos en la conversación: hay ambientes de todo tipo y, mientras en algunos sitios nos mirarán mal por no haber leído El Quijote, en otros entornos nos tacharán de pedantes por haberlo leído.

Decía el político alemán Otto von Bismark que cuando más se miente es antes de las elecciones, durante la guerra y después de una jornada de caza. Tal vez sea cierto que esos tres momentos son caldo de cultivo de numerosos bulos, exageraciones y demás falsedades, pero la verdad es que todos mentimos constantemente.

Literatura Libros
El redactor recomienda