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Las claves del liderazgo interpersonal: creando cambios positivos en las relaciones profesionales y personales
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Las claves del liderazgo interpersonal: creando cambios positivos en las relaciones profesionales y personales

Vivimos y trabajamos condicionados por el tipo de relaciones que hemos ido tejiendo o dejado de tejer a lo largo de los años. La calidad de

Vivimos y trabajamos condicionados por el tipo de relaciones que hemos ido tejiendo o dejado de tejer a lo largo de los años. La calidad de éstas determina una parte importante de la efectividad personal e incluso de la calidad de vida de uno mismo.

No hay nada más disruptivo para el trabajo y para la felicidad personal que tener relaciones disfuncionales con la gente con la que se trabaja o se vive; por el contrario, nada hay más gratificante que llevarse bien con compañeros, clientes, amigos y familiares. Un buen liderazgo genera cambios positivos en todas esas relaciones. A esto lo llamaremos liderazgo interpersonal.

Simplificando –espero que no en exceso–, las relaciones pueden ser de tres tipos: funcionales (¡que funcionan!), neutras o disfuncionales. La funcionalidad se entiende tanto en el plano operativo como en el afectivo. Por tanto, la funcionalidad es plena cuando una relación produce buenos resultados tanto en el plano operativo como en el afectivo. Ambos planos se pueden retroalimentar en forma de círculo virtuoso.

La efectividad comercial se disparaba cuando la relación entre cliente y gestor era satisfactoria para ambas partesUn ejemplo. Los responsables de un banco holandés me comentaron los resultados de un trabajo sobre efectividad comercial que habían realizado en su negocio de banca privada. El estudio pretendía entender el impacto que tiene sobre la salud de la relación comercial la afinidad entre las personalidades del gestor y del cliente. Los resultados fueron sorprendentes: la efectividad comercial se disparaba hasta 20 veces cuando el mix de personalidades entre cliente y gestor hacía que la relación fuese satisfactoria para ambas partes. Y es que la empatía, la conexión (no sólo intelectual, sino también afectiva), tiene un gran impacto en la vida en general y también en los negocios.

¿Cómo conseguir un cambio positivo en las relaciones?

En parte, prestando atención a una estadística conocida como el Ratio Losada (el nombre proviene del investigador), que dice que en un contexto profesional las relaciones se deterioran cuando no se cumple el ratio de tres inputs positivos por cada impacto negativo recibido.

Una relación deteriorada es disfuncionalEl ratio es interesante, ya que sugiere que el mundo de las relaciones es muy asimétrico: o se hace un esfuerzo especial y/o se tiene una gran habilidad para crear impactos positivos en otros, o se acaban deteriorando las relaciones, inevitablemente. Y eso es lo que ocurre con, y a la vez explica, el deterioro de relaciones que se sufren tanto en lo profesional como en lo personal.

Losada también estudió el mismo ratio en el ámbito de las relaciones familiares. Para sorpresa de todos, subía a cinco: ¡más exigente! Se precisan muchos impactos positivos, cinco, para anular un error en el mundo de las relaciones de pareja.

Las señales de deterioro de la relación

Una relación deteriorada es disfuncional. Es decir, las cosas no funcionan del todo bien; se pierde tiempo y energía en malentendidos, conflictos, dimes y diretes, etc.

Las señales del deterioro de las relaciones son cuatro: la primera es un sentimiento de resistencia hacia la otra parte. Resistencia que hace que te sientas incómodo con esa relación.

La segunda señal de deterioro en la relación es el rechazo: el deseo de evitar a la otra parte y la predisposición negativa hacia sus propuestas y posiciones.

El resentimiento viene de una herida en el corazón que todavía supuraUna tercera señal de deterioro es el resentimiento. El resentimiento viene de una herida en el corazón que todavía supura. Es uno de los sentimientos más debilitadores de la mente y, en verdad, se puede decir que es un sentimiento enfermizo. Un gran desafío personal es transformar, cuando los haya, los sentimientos de resentimiento en aceptación y los de resignación en ambición.

La cuarta señal de deterioro -y la más grave- es la represión. Por represión se entiende el deseo de venganza. Como se sabe, la venganza se suele servir en plato frío, siendo, por tanto, compatible con una apariencia de normalidad de la relación. Con la represión se planea de forma meticulosa la manera de hacer mal a la otra parte.

Las palancas de mejora de la relación

La gran palanca de mejora de las relaciones son las conversaciones; especialmente, aquellas que no son superficiales, que son reales, que tienen entidad. La mayoría de las conversaciones que solemos tener son muy superficiales y eso hace que, a la vez, la mayoría de las relaciones también lo sean.

Quien aprenda a tener conversaciones reales acabará creando mejores relaciones. Una conversación es real cuando las partes se sienten cómodas hablando de cosas que son “reales”, en el sentido de que son importantes para uno y de que se expresa lo que de verdad se piensa y se siente.

Las relaciones son cosa de dos, al menosUna conversación es “real” cuando se habla cómodamente de los miedos de uno, de las ilusiones del futuro, de los errores del pasado, etc. Todos estos temas tienen en común la expresión de una cierta vulnerabilidad. Por eso evitamos estas conversaciones que, pese a todo y en el fondo, necesitamos.

También puntúan como impactos positivos en el Ratio Losada actuaciones como las siguientes: dedicarle tiempo a una persona, decirle cosas agradables, tener detalles de aprecio, realizar actos de servicio o expresar el afecto con un abrazo sincero. Entre los impactos negativos más frecuentes están los emails escritos en caliente. Abusando del dicho popular, se podría decir que los emails los carga el diablo… cuando se escriben en caliente.

Las relaciones son cosa de dos, al menos, y, por tanto, por mucho que uno quiera, si la otra parte no colabora en el desafío de construir mejores relaciones, se hace, como mínimo, complicado. Pero para eso está el liderazgo. La palanca más poderosa para persuadir a la otra parte a que se embarque en un proceso de mejora de las relaciones personales es la integridad: la integridad nace del liderazgo personal y tiene sus mejores frutos en la funcionalidad de las relaciones.

Vivimos y trabajamos condicionados por el tipo de relaciones que hemos ido tejiendo o dejado de tejer a lo largo de los años. La calidad de éstas determina una parte importante de la efectividad personal e incluso de la calidad de vida de uno mismo.