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"Estaba muy orgullosa de mis rollos de una noche, sin ataduras"
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SEXO, CRIMEN Y TRES MILLONES DE EUROS

"Estaba muy orgullosa de mis rollos de una noche, sin ataduras"

“El cannabis en nuestra vida era tan común como la pasta”, asegura Amanda Knox en su autobiografía, Waiting to be Heard, que se publica hoy en

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"Estaba muy orgullosa de mis rollos de una noche, sin ataduras"

“El cannabis en nuestra vida era tan común como la pasta”, asegura Amanda Knox en su autobiografía, Waiting to be Heard, que se publica hoy en Estados Unidos. Knox, una estudiante americana, fue acusada del asesinato de su compañera de piso, la británica Meredith Kercher, cuyo cadáver apareció semidesnudo, cosido a puñaladas y con el cuello seccionado. El suceso, acontecido en la ciudad italiana de Perugia, se convirtió en un escándalo internacional debido a la crueldad del crimen y a la atmósfera de drogas y juegos sexuales en que supuestamente tuvo lugar.

Amanda Knox y su entonces novio, el italiano Raffaele Sollecito, fueron acusados del asesinato y condenados a 25 años de prisión. Un tercer implicado, un marfileño de nombre Rudy Guede, fue sentenciado a 16 años de cárcel como cómplice. Sin embargo, el tribunal de apelación revocó la sentencia dada la endeblez de algunas pruebas y a los errores cometidos en los análisis de ADN. Tras cuatro años en prisión, los dos principales acusados quedaron en libertad. Un nuevo giro en el proceso puede devolverles a la cárcel, ya que el Tribunal de Casación italiano ha ordenado que se revise el caso y que un nuevo juicio tenga lugar.

Estaba tan presionada que hubiera acusado a cualquiera. Lo siento

Es en ese contexto que Knox publica su autobiografía y concede una entrevista a la cadena televisiva ABC. En el libro, según el diario británico The Sun, Knox insiste en que no sólo no mató a su compañera de piso sino que la quería muchísimo porque era una de sus mejores amigas. También confiesa haber escrito una carta a los padres de la fallecida contando cuánto lamentaba su muerte, lo bien que ésta hablaba siempre de su familia y cómo no hay ni un solo día que no se acuerde de Meredith.

El camarero inocente

Asimismo, asegura haber enviado otra carta a Patrick Luamba, el camarero congoleño al que acusó falsamente de haber asesinado a Meredith, pidiéndole perdón. En la misiva afirmaba que ese acto “fue imperdonable y que Patrick no lo merecía, pero en realidad no tenía que ver con él. Estaba tan presionada que hubiera señalado a cualquiera. Lo siento”. Knox alude así al teórico maltrato que sufrió durante los interrogatorios, fruto del cual acabó señalando a una persona inocente como la culpable.

Sin embargo, los elementos que más han llamado la atención de la autobiografía son los que se refieren a la vida privada de Amanda, dado que fueron las costumbres sexuales de los inquilinos del piso las que motivaron la atención mediática acerca del asesinato. El cóctel de jóvenes, drogas, sexo y violencia con que fue envuelto el caso encuentra en las memorias de Amanda nuevos ingredientes.

Los dos principales acusados están libres, el cómplice sigue en la cárcel

La todavía acusada confiesa una serie de encuentros sexuales vividos a su llegada a Italia, insistiendo en que se sentía “orgullosa de sus rollos de una noche y de tener relaciones que no implicaban ataduras”. Cuando comenzó a sentirse incómoda con el sexo esporádico acudió en busca de consejo a Meredith, estableciéndose así una serie de lazos de intimidad y confianza que según Knox, perduraron hasta el día del crimen. En las memorias aparecen detalles de su vida sexual con Sollecito, el otro acusado, y se habla del frecuente consumo de cannabis que había en la casa. Además, se narra algún incidente de tipo sexual que vivió con su compañera de celda, Cera, “una mujer con el porte de una modelo”

3 millones de euros

Amanda Knox, que era conocida como Foxy Knoxy, regresó a Seattle después de su liberación y no tiene planes de volver a Italia para el juicio, ya que en caso de sentencia desfavorable podría eludir la extradición permaneciendo en su tierra natal. Mientras, el tercer condenado, Rudy Guede, continúa en la cárcel, ya que su ADN y sus huellas se encontraron en el lugar del crimen.

Knox ha recibió cerca de 3 millones de euros de la editorial Harper Collins por la redacción de su autobiografía, que se publica hoy en Australia, Canadá y Estados Unidos. El libro no será editado de momento en el Reino Unido para evitar problemas legales con la familia de la asesinada.

“El cannabis en nuestra vida era tan común como la pasta”, asegura Amanda Knox en su autobiografía, Waiting to be Heard, que se publica hoy en Estados Unidos. Knox, una estudiante americana, fue acusada del asesinato de su compañera de piso, la británica Meredith Kercher, cuyo cadáver apareció semidesnudo, cosido a puñaladas y con el cuello seccionado. El suceso, acontecido en la ciudad italiana de Perugia, se convirtió en un escándalo internacional debido a la crueldad del crimen y a la atmósfera de drogas y juegos sexuales en que supuestamente tuvo lugar.