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Lo que aprendí de mi accidente: la 'nueva' María de Villota
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Lo que aprendí de mi accidente: la 'nueva' María de Villota

“Desde que sufrí el grave accidente de Duxford mi escala de valores ha cambiado radicalmente. Me he dado cuenta de que para ser feliz no se necesita demasiado, con tener

“Desde que sufrí el grave accidente de Duxford mi escala de valores ha cambiado radicalmente. Me he dado cuenta de que para ser feliz no se necesita demasiado, con tener salud y estar rodeada de los tuyos ya es suficiente para disfrutar de la vida, que es un regalo”. Así piensa la nueva María de Villota, la primera española en la F1 y la primera mujer en competir en el Mundial de Turismos (WTCC), después de que un aparatoso accidente, mientras realizaba unas pruebas de aerodinámica para su equipo, frustrase su meteórica carrera.

El optimismo, la fortaleza y el pensamiento positivo siempre han sido algunos de los rasgos más característicos de la personalidad de Villota. Sin embargo, desde que volvió a nacer, como ella misma subraya, ha reforzado esta forma de ser sin la que “nunca habría sido capaz de salir adelante”. Una experiencia y unas enseñanzas que no quiere dejar de compartir porque, dice, “si a mí me ha sido útil esta actitud, creo que también podría serle de ayuda a toda la gente que está luchando contra una enfermedad o que ha sufrido un accidente”.

El Palacio Municipal de Congresos de Madrid acogerá esta tarde y mañana sábado dos sesiones en las que los asistentes podrán conocer “las fórmulas para ser optimista” de la piloto. Junto a ella, participarán también el divulgador científico Eduard Punset, el director de cineSantiago Zannou, los directores del documental Pura Vida Pablo Iraburu y Migueltxo Molina, los fundadores de Novaemusik Carlos Jean y Roberto Carrerasy la cantautora Electric Nana. Todas sus intervenciones en Inventarte girarán en torno a la motivación y el optimismo gracias a los cuales han conseguido llegar profesional y vitalmente a lo más alto.

“La electrónica del vehículo es tan importante como el motor”

A Villota no le hace falta echar mano de los numerosos estudios científicos sobre la psicología positiva para conocer el efecto del optimismo sobre nuestras vidas. Siempre con un lenguaje plagado de la jerga propia de la F1, explica que “la electrónica del vehículo es tan importante como el motor, y a mí me ha ayudado mucho lo que le he trasmitido a mi cabeza”. Así, su principal consejo para cualquiera que esté atravesando una situación difícil es “que sigan siempre su intuición, que primero paren el motor para conectar con la realidad y saber lo que quieren, lo que es importante para ellos y, finalmente, sigan adelante sin miedo”.Solo puedo sentir gratitud hacia la vida por haberme salvado

La palabra "fracaso" no está en el diccionario de la piloto: “Para mí no existe, prefiero llamarlo "experiencia”. Villota incluso interpreta el accidente que estuvo a punto de costarle la vida como “otra oportunidad que me ha dado la vida”. Tras estar al borde de la muerte, reconoce que ha vivido casi un milagro “y solo puedo sentir gratitud por haberme salvado”.

Otra de las grandes enseñanzas que Villota ha extraído de su fatídico accidente es que “corremos mucho, ya no solo en la F1, sino en la vida en general. Con este ritmo frenético que llevamos lo único que conseguimos es que la vida nos conduzca a nosotros, en lugar de que seamos nosotros los que conducimos nuestras vidas. En mí caso, me he parado en seco y he podido tomar conciencia de la realidad que me rodea, pues al fin y al cabo esto es lo que nos determina como personas”.

“Me siento mucho más llena con lo que antes me parecía insignificante”

A día de hoy, el altruismo es una de sus banderas de cuadros, y es que buena parte de su tiempo lo dedica a la fundación Ana Carolina Díez Mahou, donde trabaja para ayudar a enfermos neuromusculares mitocondriales. “Desde que sufrí el accidente tengo todos mis sentidos a flor de piel, menos en lo relacionado con el olfato, que lo he perdido, soy muy sensible a todo lo que me rodea y, además, me siento mucho más llena con pequeñas cosas”.Corremos mucho, ya no solo en la F1, sino en la vida en general

Quizá su generosidad sea una forma de responder “a toda la gente del paddock, pero sobre todo de la calle, que me dio ánimos y mucho cariño hasta el punto de que me emocionaba cuando me decían que habían rezado por mí. Si ellos no me hubiesen visto con esos ojos tendría menos ánimos para luchar”, reconoce.

El apoyo del entorno facilita mucho las cosas, añade la piloto. “Yo sufrí el accidente luchando por lo que quería y eso quizá revistió mi historia de una forma más emocional. Sin embargo, esa actitud también debemos tenerla con la gente que está luchando contra un cáncer o contra cualquier otra enfermedad grave, pues todos necesitamos ánimos de los demás para seguir luchando”.

“Desde que sufrí el grave accidente de Duxford mi escala de valores ha cambiado radicalmente. Me he dado cuenta de que para ser feliz no se necesita demasiado, con tener salud y estar rodeada de los tuyos ya es suficiente para disfrutar de la vida, que es un regalo”. Así piensa la nueva María de Villota, la primera española en la F1 y la primera mujer en competir en el Mundial de Turismos (WTCC), después de que un aparatoso accidente, mientras realizaba unas pruebas de aerodinámica para su equipo, frustrase su meteórica carrera.