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La dieta del 80/20 o cómo curar un buen número de enfermedades
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ADELGAZA, PERO TAMBIÉN MEJORA LA SALUD

La dieta del 80/20 o cómo curar un buen número de enfermedades

Los regímenes alimenticios que tratan de compaginar la pérdida de kilos con una mejora de la salud se encuentran entre los más populares, pero al mismo

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La dieta del 80/20 o cómo curar un buen número de enfermedades

Los regímenes alimenticios que tratan de compaginar la pérdida de kilos con una mejora de la salud se encuentran entre los más populares, pero al mismo tiempo son los que más polémica generan, enfrentando en ocasiones a nutricionistas y médicos. La dieta alcalina es una de ellas. Su principal objetivo es eliminar las sustancias dañinas del cuerpo mediante una reducción drástica de la ingesta de alimentos ácidos, como la carne, el pescado o los lácteos, y un aumento considerable de los alcalinos, fundamentalmente frutas y verduras. Los defensores de este régimen estiman que los seres humanos deberían consumir un 80 por ciento de alimentos alcalinos y solo un 20 por ciento de los ricos en ácidos, por lo que se la conoce también como la dieta 80/20.

Entre los famosos más devotos de este régimen se podrían enumerar a Victoria Beckham, Gwnyth Paltrow o Kirsten Dunst que, precisamente, no se caracterizan por tener sobrepeso. Su inclinación por estos hábitos alimenticios se basa en el hecho de que el pH del cuerpo debe mantenerse en unos niveles entre los 7.35 y 7.45 puntos. Algo que, según defienden, solo se produce con una dieta muy semejante a la vegetariana.La dieta promueve que el 80% de los alimentos consumidos sean alcalinos

Las nutricionistas Vicki Edgson y Natasha Corrett, autoras de Honestly Healthy: eat with your body in mind, the alkaline way, un libro de cabecera para los defensores de la dieta alcalina, insisten en la necesidad de equilibrar el pH enumerando una multitud de beneficios para la salud. Desde tratar la artritis, la diabetes e, incluso el cáncer, hasta frenar el proceso de envejecimiento, mejorar la memoria y prevenir los dolores de cabeza, las enfermedades cardiacas, los dolores musculares, los problemas de digestión y el insomnio.

La ciencia rebaja las expectativas de la dieta

Los investigadores médicos no niegan la relación causa efecto entre el equilibrio del pH y la buena salud, aunque sí han matizado en repetidas ocasiones que el cuerpo humano regula por sí mismo estos niveles. Más que la dieta en sí, lo que realmente influiría en la subida o bajada del pH serían otros factores de tipo fisiológico. De hecho, un cambio en la alimentación sólo afecta a la orina, no a la sangre, cuyo nivel de pH sólo puede averiguarse a través de un análisis.

Los expertos que abogan por un consumo centrado en los alimentos alcalinos aseguran que el resto de alimentos promueven la pérdida de minerales esenciales para el cuerpo, como el potasio, el magnesio, el calcio y el sodio. Es por esto que seríamos más propensos a sufrir enfermedades y a aumentar de peso. Hasta el momento no existe una evidencia científica suficiente para sostener la afirmación de que los alimentos ácidos provoquen enfermedades crónicas. En cambio, sí se ha demostrado su nexo con la formación de cálculos renales de calcio (nefrolitiasis), que aumentan el riesgo de sufrir cólicos de riñón, osteoporosis o atrofia muscular.Los pacientes con insuficiencias cardiacas o renales podrían empeorar su salud si siguen esta dieta

A pesar de que los estudios científicos han rebajado muchas de las expectativas puestas en la dieta alcalina, lo que no se puede negar es que los hábitos de consumo que propone coinciden con los de una alimentación saludable. Comer pescado dos veces por semana, verduras otras dos, tres o cuatro piezas de fruta al día, priorizar la carne blanca sobre la roja, eliminar el azúcar, la sal, el café, los dulces y el alcohol hasta lo máximo posible… es algo que, lógicamente, no hará daño a nadie, más bien todo lo contrario. Además, si se tienen problemas de sobrepeso u obesidad, es un método que asegura la pérdida de kilos. Sin embargo, los pacientes con insuficiencias cardiacas o renales que tomen una medicación que afecte a sus niveles de potasio podrían empeorar su salud si siguen esta dieta.

El “curandero” que sustituyó la quimioterapia por la dieta

Uno de los principales difusores de esta dieta es Robert O. Young, que en 2003 publicó El milagro del pH, un libro muy polémico en el que asegura que todas las enfermedades provienen de la ingesta de alimentos ácidos. Young parte de que la totalidad de los problemas de salud que aquejan a los seres humanos son fruto de un indebido nivel de acidez en el organismo para llegar a la conclusión de que también existe un solo tratamiento contra cualquier tipo de enfermedad: la dieta alcalina.

Las acusaciones y demandas legales contra Young se iniciaron antes de la publicación del polémico libro. En 2001 fue acusado de cometer un delito después de que uno de sus pacientes con cáncer alegara que este “curandero” la persuadió para que sustituyese el tratamiento de quimioterapia por el consumo de alimentos alcalinos. En 2006 se volvió a repetir la misma historia con el famoso caso de Kim Tinkham, que murió en 2010 víctima de un cáncer de pecho tras rechazar un tratamiento basado en la quimioterapia y la cirugía. La propia Tinkham anunció ante una audiencia nacional en el programa de Oprah Winfrey que seguiría las recomendaciones de El milagro del pH, para superar su enfermedad.

Los regímenes alimenticios que tratan de compaginar la pérdida de kilos con una mejora de la salud se encuentran entre los más populares, pero al mismo tiempo son los que más polémica generan, enfrentando en ocasiones a nutricionistas y médicos. La dieta alcalina es una de ellas. Su principal objetivo es eliminar las sustancias dañinas del cuerpo mediante una reducción drástica de la ingesta de alimentos ácidos, como la carne, el pescado o los lácteos, y un aumento considerable de los alcalinos, fundamentalmente frutas y verduras. Los defensores de este régimen estiman que los seres humanos deberían consumir un 80 por ciento de alimentos alcalinos y solo un 20 por ciento de los ricos en ácidos, por lo que se la conoce también como la dieta 80/20.