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Sexo, alcohol, estrés: qué difícil es criar a una hija
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MADURAN RÁPIDO, PERO SON MÁS INFELICES

Sexo, alcohol, estrés: qué difícil es criar a una hija

El mercado editorial anglosajón ha arrancado el año con un enfoque eminentemente social  ypr práctico. Una vez agotado el terreno de la narrativa, que goza de

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Sexo, alcohol, estrés: qué difícil es criar a una hija

El mercado editorial anglosajón ha arrancado el año con un enfoque eminentemente social  ypr práctico. Una vez agotado el terreno de la narrativa, que goza de su auge durante los últimos meses del año, es hora de retomar los libros de autoayuda y psicología. Y curiosamente, dos de las novedades que acechan tras la esquina de los próximos meses abordan un tema muy semejante: las dificultades a las que tienen que enfrentarse las niñas durante su pubertad y los retos para la veinteañera del siglo XXI. El primero de ellos es Raising Girls, la continuación del célebre Raising Boys (que Medici editó en nuestro país bajo el nombre de Educar chicos. De niños a hombres) que lanzó al firmamento de los best sellers al australiano Steve Biddulph. Como cabe esperar por su título, el psicólogo retoma el tema de la crianza de los más pequeños, esta vez, centrándose en unas niñas que considera que están acosadas por “los medios de comunicación”.

Las niñas crecen rápido, estresadas e infelicesEl segundo, Hard to Get. Twenty-Something Women and the Paradox of Sexual Freedom, escrito por Leslie C. Bell, refleja el grado de incertidumbre que las mujeres han de atravesar durante su madurez. Aunque será publicado en marzo, la maquinaria promocional ya se ha puesto en marcha para el que promete ser uno de los éxitos de la primavera. Como anuncia en el prólogo, Bell refleja cómo mientras algunas mujeres con las que habló “conseguían exactamente lo que querían y se sentían a gusto con sus deseos acerca de las relaciones y el sexo, un poco más de la mitad de las mujeres no obtenían lo que buscaban en el sexo y el amor, y se sentían muy confusas acerca de lo que estaban consiguiendo y qué deberían hacer para solucionarlo”. Pero según parece apuntar ambas obras, todo comienza originándose en las primeras etapas del desarrollo adolescente.

El “asalto a las niñas”

“De los anuncios sobre dietas, la publicidad sobre productos alcohólicos y las presiones de la moda hasta las intrusiones de la pornografía dura en los dormitorios adolescentes”. Para Biddulph, todos estos –y muchos más– son los enemigos a los que debe enfrentarse cualquier niña durante su proceso de crecimiento y maduración. La tesis defendida por el popular divulgador es que cada vez es más complicado ser, y criar, a las niñas. “Las adolescentes nunca han sido tan infelices y han estado tan estresadas y ansiosas. Tenemos que quererlas más, hacerlas más fuertes”, señala el autor, que definía la situación de las jóvenes contemporáneas como “un asalto a las niñas”.

Biddulph ha sido criticado por ser demasiado alarmistaPrecisamente ese es uno de los puntos sobre los que Biddulph hace especial hincapié: que la publicidad y las corporaciones influyen en tal grado sobre las adolescentes que están resultando decisivas en su desarrollo, para mal. Como asegura en un vídeo que sirve de promoción para el libro, “las niñas ven mensajes que las hacen sentir que no son lo suficientemente buenas”. Efectivamente, pocos dudan que el sexo femenino esté acosado de manera más fuerte por la moda y las exigencias de mantener una imagen perfecta que los hombres, aunque estos se quejen cada más con mayor frecuencia de los mismos problemas que sus contrapartidas femeninas. Los consejos más prácticos que defiende el autor en lo que respecta a las más pequeñas son, por ejemplo, evitar los juguetes que indican que lo más importante para el género femenino son sus ropas y maquillaje o intentar hacer primar el criterio de lo práctico a la hora de vestir a las hijas.

¿Un exceso de alarma?

Y precisamente es ahí donde surgen la mayor parte de críticas a Biddulph, ya que muchos periodistas se han preguntado si no se trata de algo que lleva ocurriendo durante mucho tiempo, que precisamente ahora cuentan con una mayor información para afrontar dichas situaciones. Sin embargo, es verdad que los medios anglosajones están cada vez más llenos de noticias que parecen hacerse eco de esos conflictos femeninos, como la que esta misma semana se hacía eco del aumento de los atracones de alcohol entre el sexo femenino.

En las páginas de The Guardian, Hadley Freeman apuntaba con sorna que no se trataba más que la tendencia de moda de este mes, totalmente opuesta a la que hace unos meses planteó el libro de Hanna Rosin El final de los hombres, al mismo tiempo que recordaba que no existe ningún método infalible que pueda aplicarse a todas las adolescentes del mundo. Lo que está fuera de duda es que Biddulph ha hecho un buen negocio a partir de este tema gracias a la multitud de conferencias que lleva años impartiendo por todo el mundo, especialmente en su Australia natal, y que han servido de base para su último trabajo.

Ójala pudiese tomarme una píldora que acabase con mi deseoPara su promoción, no hay nada mejor que crear alarma. En uno de los textos que presentaban una conferencia, se señalaba que las niñas “están creciendo demasiado rápido, estresadas e infelices”. Ante ello, se animaba a “venir y escuchar lo que podemos hacer para criar a nuestras hijas para que sean felices, cálidas y fuertes”. Desde luego, no se puede negar que el autor disfruta de la retórica catastrofista, ya que en un momento del libro, Biddulph escribe que “las chicas están abarrotando las clínicas mentales, las comisarías de policía y las salas de urgencias, y los números de chicas en programas de alcohol y drogas no tiene parangón”.

Sexualidad a los 20

El volumen publicado por Leslie C. Bell completa el panorama de la juventud femenina centrándose, esta vez, en las veinteañeras. La tesis es semejante a la de Biddulph, en cuanto que señala también la idea de que, a pesar de la abundancia de información de la que disponen las adolescentes, nunca ha existido tanta confusión entre ellas. A través de diferentes testimonios, la autora dibuja un panorama en el que la incertidumbre y las dudas son las principales señas de identidad. Por ejemplo, el libro arranca con el relato de Claudia, una investigadora de 28 años que relata su cita del día anterior, que disfrutó plenamente, pero que terminó creando un gran sentimiento de culpa. “Ójala pudiese tomarme una píldora que acabase con mi deseo”, afirmaba la joven.

Un testimonio que llama la atención porque, precisamente, la libertad sexual debería haber acabado con los sentimientos de culpa y los juicios de inmoralidad a los que muchas mujeres eran sometidas en el pasado, y por lo tanto, permitirles disfrutar de manera más plena de su sexualidad. Pero no parece ser así. ¿Por qué tal confusión, se pregunta la veterana socióloga y psicóloga colaboradora de medios como Psychology Today? Quizá porque, como escribe en el libro, “en este momento de costumbres sexuales más libres, cuando las instituciones tradicionales ya no ejercen tanta influencia y ya no proporcionan tanta coherencia como en el pasado, las jóvenes mujeres son abandonadas a su suerte para que realicen el trabajo psicológico necesario para navegar ellas solas las turbias aguas del amor y el sexo”.

El mercado editorial anglosajón ha arrancado el año con un enfoque eminentemente social  ypr práctico. Una vez agotado el terreno de la narrativa, que goza de su auge durante los últimos meses del año, es hora de retomar los libros de autoayuda y psicología. Y curiosamente, dos de las novedades que acechan tras la esquina de los próximos meses abordan un tema muy semejante: las dificultades a las que tienen que enfrentarse las niñas durante su pubertad y los retos para la veinteañera del siglo XXI. El primero de ellos es Raising Girls, la continuación del célebre Raising Boys (que Medici editó en nuestro país bajo el nombre de Educar chicos. De niños a hombres) que lanzó al firmamento de los best sellers al australiano Steve Biddulph. Como cabe esperar por su título, el psicólogo retoma el tema de la crianza de los más pequeños, esta vez, centrándose en unas niñas que considera que están acosadas por “los medios de comunicación”.