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¿El mejor regalo de cumpleaños? 365 noches haciendo el amor
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EL SEXO SE PUEDE ORGANIZAR Y PLANIFICAR

¿El mejor regalo de cumpleaños? 365 noches haciendo el amor

Charla Muller no sabía qué regalar a su marido por su 40 cumpleaños. Pero le llegó la inspiración en su grupo de estudio de la Biblia,

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¿El mejor regalo de cumpleaños? 365 noches haciendo el amor

Charla Muller no sabía qué regalar a su marido por su 40 cumpleaños. Pero le llegó la inspiración en su grupo de estudio de la Biblia, mientras leía la Epístola a los Gálatas, que en los versículos 22 y 23, del quinto capítulo, dice lo siguiente: “El fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas”. Entonces tuvo claro qué iba a regalarle a su marido: un maratón de sexo continúo durante todo el año.

La relación entre lo que dice la Biblia y su épica aventura sexual, tal como reconoció Muller en una entrevista a The Guardian, era para ella algo evidente: “Gracias a esto me di cuenta de que tenía que aportar algo más a nuestra relación para que fuera fructífera. Llevábamos casados ocho años y quería volver a conectar con Brad [su marido] y darle un regalo que no olvidara nunca”. 

Con lo que no había contado Muller era con los problemas logísticos: ¿de dónde iban a sacar tanto tiempo libre? ¿Qué iban a hacer con sus dos hijos, de cinco y siete años? ¿Y si alguno de los dos caía enfermo? Pese a las dudas, la pareja decidió continuar con el plan y, pasado el año, contaron sus experiencias en un libro, 365 Nights: A Memoir of Intimacy (Berkley Trade, 2008).

Tienes que planearlo, apuntarlo en la agenda y de forma consciente fijar un lugar y un momento para que ocurraLa experiencia fue un éxito y, pasados cinco años del maratón, Muller ha explicado, de nuevo a The Guardian, que la lección más importante que ha aprendido de todo esto es que, por mucho que lo pretendamos, hay un punto en la relación en la que el sexo no siempre puede ser espontáneo y romántico, pero eso no significa que deje de ser bueno: “Cuando tienes hijos, una colada que hacer, un trabajo y todo lo demás, la realidad es que no hay apenas cosas en la vida que pasen de forma espontánea. Tienes que planearlo, apuntarlo en la agenda y de forma consciente fijar un lugar y un momento para que ocurra. Pensábamos que el hecho de tener que prestar atención a todas estas cosas nos distraería de alguna manera de hacer el acto en sí, convirtiéndolo en algo mundano. Pero no fue así”. La realidad es que, según explica Muller en el libro, hacer el amor todos los días hizo que ella fuera más feliz y que su marido también lo fuera. Y esa felicidad se irradió a toda la familia”.

Muller se dio cuenta, además, de algo que muchas parejas no acaban de entender: “Los hombres no necesitan hacer el amor más que las mujeres”.

Merece la pena hacer hueco al sexo

Para Roberto Sanz, psicólogo y sexólogo de la Fundación Sexpol, un plan de sexo continuo como el que estableció el matrimonio Muller puede ser un castigo, pues no es algo fácil de cumplir física y psicológicamente, pero sirve para que aprendamos unas cuantas lecciones.

En primer lugar, algo con lo que sí está de acuerdo el sexólogo es con la idea de que la espontaneidad, llegado a cierto punto en la relación, “no es algo real”. En su opinión, “el ser humano ha adoptado toda su vida unos ritmos y unos rituales. El sexo se puede organizar de la misma forma que las comidas. Si te entra hambre antes de comer, también te entrará ganas antes hacer el amor”.

Se da prioridad a poner una lavadora antes que a echar un polvoSanz reconoce que con el ritmo de vida que llevamos actualmente, para muchas personas no es posible tener relaciones sexuales a diario, y tampoco es necesario, no existe una frecuencia más o menos saludable. Esto es algo que debe determinar cada pareja en función de su deseo y su disponibilidad. Lo que sí tiene claro el sexólogo es que “en la sociedad actual relegamos el deseo propio a las necesidades personales”. Y esto, asegura, es un error: “Se da prioridad a poner una lavadora antes que a echar un polvo. El sexo no se considera una prioridad porque no hay una educación del placer”.

El trabajo de un buen periodista

El matrimonio Muller no ha sido el único que en los últimos años se ha embarcado en una experiencia de sexo continuo. Doug Brown, periodista del rotativo estadounidense Denver Post, invitó a su mujer a hacer el amor durante 100 días consecutivos. Tan particular investigación periodística tuvo su origen en una una conferencia sobre sexo que Brown tuvo que cubrir para su medio. En ella conoció la existencia de un grupo de apoyo para hombres que llevaban al menos 100 días sin hacer el amor con su pareja. ¿Qué mejor gancho para un libro? Así nació Just Do It: How One Couple Turned Off the TV and Turned On their Sex Lives for 101 Days (Three Rivers Press, 2009).

El resultado de la experiencia, al igual que en el caso de los Muller, fue positivo. Annie Brown, esposa de Doug, reconoce que ya no copulan a diario, pero cree que si no se hubieran planteado tener sexo durante 101 días –al principio eran 100, pero decidieron ampliar la cifra– no se habrían dado cuenta de lo importante que es hacer el amor para una relación. “La gente realmente no entiende que el sexo es el pegamento que mantiene unido a la pareja”, reconoce Annie al Guardian sin tapujos. “La parte física de una relación es la base desde la que se construye ésta”.

Si te obligas a hacer el amor todos los días desaparece la presión por hacerlo bienDoug asegura que, al contrario de lo que podría parecer, si te obligas a hacer el amor todos los días desaparece la presión por hacerlo bien, ya no estás preocupado por que tu actuación sea adecuada. Cuando lo tienes que hacer todos los días, cuenta Doug, “te das cuenta de que no puedes hacerlo siempre de forma perfecta”. Algo que no tiene por qué impedirte disfrutar del sexo. 

Para Sanz, sin embargo,  lo importante no es tanto la frecuencia, sino la actitud: “Si repetimos siempre lo mismo de forma rutinaria, entraremos en el hastío. Si incluyes más juegos, menos pautas, y expresas el deseo de forma egoísta, ya no hay límites. Lo que no hay que hacer es hacerlo por hacerlo”. 

Charla Muller no sabía qué regalar a su marido por su 40 cumpleaños. Pero le llegó la inspiración en su grupo de estudio de la Biblia, mientras leía la Epístola a los Gálatas, que en los versículos 22 y 23, del quinto capítulo, dice lo siguiente: “El fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas”. Entonces tuvo claro qué iba a regalarle a su marido: un maratón de sexo continúo durante todo el año.