La organizadora de la fiesta responsabiliza al Ayuntamiento de la seguridad en Madrid Arena

Fuego abierto entre los supuestos responsables de que la noche de Halloween fallecieran cuatro jóvenes aplastadas por una avalancha humana en el Madrid Arena, un recinto propiedad del ayuntamiento de Madrid que dirige Ana Botella. Diviertt S. L., la empresa organizadora del Thriller Music Park, no reconoce ni un solo error por el trágico suceso y señaló, mediante un comunicado, al Ayuntamiento de Madrid como el culpable de la seguridad de la fiesta. "El Madrid Arena es una instalación municipal y, en con secuencia, es responsabilidad del consistorio garantizar que reúne las condiciones técnicas y de seguridad necesarias para celebrar el evento", citan textualmente.

Tras conocer el informe policial que investiga la tragedia y que indica que "se sobrepasó sobradamente el aforo permitido", el Consistorio madrileño ya ha anunciado  que emprenderá acciones legales contra la empresa organizadora del evento "por haberles mentido". El equipo de Miguel Ángel Flores, el empresario que alquiló el local municipal para la noche de Halloween, se desmarcó de cualquier tipo de responsabilidad y señala a la Delegacion del Gobierno, los técnicos de Madrid Espacios y Congresos y los responsables de Seguriber, "que inspeccionaron el recinto conforme al protocolo de seguridad exigido para la celebración del evento y autorizaron su celebración".

Según los organizadores del evento, "corresponde a la Policía Municipal de Madrid garantizar el orden público y la seguridad" en los aledaños del recinto donde se produjo un botellón multitudinario, en el que participaron jóvenes de todas las edades, incluidos menores de edad, desde primeras horas de la noche.

Flores recuerda que Seguriber, la empresa presidida por Mónica de Oriol, la presidenta del Círculo de Empresarios, es la compañía que tiene "competencia exclusiva y excluyente" en materia de seguridad del Madrid Arena, en virtud de la contrata que tiene firmada al efecto con Madrid Espacios y Congresos. Por eso, según la versión de la empresa organizadora del evento, "es responsabilidad de esta empresa controlar la seguridad integral del recinto".

Esta compañía, que el día 1 de noviembre únicamente se responsabilizó de la seguridad "exterior y de la requisa", debería haber "determinado el plan de seguridad y llevarlo a la práctica", según el mismo comunicado. "Seguriber asignó al evento 38 vigilantes sobre los que Diviertt no tenía potestad ni autoridad, siendo todos ellos dependients de Seguriber". Solo estos profesionales, "con carnet de vigilantes de seguridad, podían ejercer la función de organizar, vigilar y controlar el lugar en el que se realizaba la requisa de acceso, así como de acceder al espacio en el que se ubica el control de cámaras de seguridad".

La responsabilidad de garantizar el orden y seguridad en el interior del recinto corresponde "en exclusiva" a Seguriber, "que en su plan de seguridad destinó a seis personas en el interior del edificio".

Los trabajadores de Kontrol 34, 'con carnet de controladores'

La empresa de Flores asegura que los 63 controladores que Kontrol 34, la compañía subcontratada por la propia Diviertt, "contaban con el carnet de controlador, expedido por la Comunidad de Madrid". Además, aseguran que sus funciones se limitaban a recibir a los asistentes que ingresaban en el recinto, "guiando su acceso al edificio", ojeando el desarrollo del evento y avisando a los responsables de seguridad "en el caso de que se produjera algún incidente".

La empresa organizadora niega las cifras del atestado policial que aseguran que el aforo se excedió.  "La empresa estableció los mecanismos de venta habituales en el sector para la venta de entradas en este tipo de eventos".