El secreto del atractivo masculino no está en el cuerpo, sino en el color de la cara

Altos, morenos, juveniles y, sobre todo, con un color de cara rubicundo. Entre las cualidades masculinas más apreciadas por las mujeres no se suele incluir la tez rojiza, pero según ha descubierto un grupo de investigadores de la Universidad de Nottingham, se trata del aspecto que más atracción provoca en el sexo opuesto, aunque no siempre se perciba de forma consciente. Estas conclusiones ya habían sido demostradas científicamente en el mundo animal, donde el color rojo está asociado a la supremacía y a la selección de pareja en multiplicidad de especies, pero es la primera vez que se prueba esta misma evidencia en los humanos.

Las personas con el rostro rubicundo no solo provocan un mayor deseo, sino que también se las asocia con un carácter dominante y un tanto agresivo. Cuanto más rojizo sea el color de la piel más peso ganarán estos atributos, pues evolutivamente los humanos lo han interiorizado como un indicativo de la liberación de testosterona, de buena salud y, en los casos más marcados, de irritación y furia.

Para la demostración de esta hipótesis, los investigadores llevaron a cabo un experimento con un grupo de mujeres a las que se les pidió que perfeccionasen gráficamente por ordenador una serie de imágenes de hombres, según su propio ideal de belleza. El resultado fue que la gran mayoría incrementó la intensidad del color rojo en la tez de los varones.

El ideal de belleza está en el punto intermedio

A la vista de las connotaciones psicológicas que inconscientemente producen en los demás las personas con la tez rubicunda (atractivo, pero también agresividad, dominancia e irritación), lo más valorado es un punto intermedio. Por ello, la mayoría de personas relativizan este aspecto físico a la hora de escoger a su pareja, con el objetivo de equilibrar los elementos positivos (belleza y buena salud) con los negativos (agresividad y dominación), según recalcan los investigadores.

En el reino animal el color rojo está relacionado con el peligro y las plantas venenosas, mientras que en los humanos “una cara rojiza indica un esfuerzo físico o emocional, que puede estar provocado por factores tales como la ira, la actividad física o el consumo de ciertas sustancias nocivas como el alcohol”, explica la psicóloga de la Universidad de Portsmouth Samantha Mann.En el reino animal el color rojo está relacionado con el peligro y las plantas venenosas

Por otra parte, las personas con un rostro pálido se relacionan con la inseguridad, el miedo y la mala salud. De este modo, añade Mann, “las estadísticas demuestran que las personas pálidas tienen menos posibilidades de encontrar pareja que las que tienen una color más rosado”. Aunque este tipo de valoraciones son instintivas, la publicidad, el cine y, sobre todo, los cómics, utilizan estos presupuestos para reforzar los atributos psicológicos de los personajes de ficción. Tanto en las tiras cómicas como en las películas, los villanos están caricaturizados habitualmente con un marcado color rojo, al igual que los tiranos.

Psicología de los colores

Este color se ha relacionado tradicionalmente con la seducción femenina, pero ahora se ha descubierto también que activa los mismos mecanismos psicológicos en las mujeres. La psicología del color es un campo de estudio que está dirigido a analizar su efecto en la percepción y la conducta humana, pero todavía es una corriente de estudio minoritaria. Sin embargo, en un sentido más amplio, el estudio de la percepción de los colores constituye una consideración habitual en el diseño arquitectónico, la moda o el marketing, puesto que trasmiten ideas, sensaciones y sentimientos. La construcción cultural juega un papel importante a la hora de establecer este tipo de asociaciones, por lo que se consideran como un valor colectivo de las distintas sociedades.

La psicóloga Eva Heller ya demostró en el estudio Psicología del color: Cómo actúan los colores sobre los sentimientos y la razón que los colores y los sentimientos no se combinan de manera accidental, ni se limitan a meras interpretaciones individuales, sino que son experiencias culturales profundamente enraizadas desde la infancia en nuestro lenguaje y nuestro pensamiento.