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“Los del 15-M no han trabajado en la vida, viven de sus papás”
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LA HISTORIA ESCÉPTICA DE JUAN ESLAVA GALÁN

“Los del 15-M no han trabajado en la vida, viven de sus papás”

El escritor andaluz Juan Eslava Galán (Arjona, Jaén, 1948) es uno del los autores más prolíficos del panorama literario español. No es de extrañar, dado sus

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“Los del 15-M no han trabajado en la vida, viven de sus papás”

El escritor andaluz Juan Eslava Galán (Arjona, Jaén, 1948) es uno del los autores más prolíficos del panorama literario español. No es de extrañar, dado sus métodos. Se define a sí mismo como un “mercenario de la pluma” y, tal como ha explicado a El Confidencial, escribe ocho horas al día, tres folios diarios, incluido los domingos, lo que le da para publicar unas dos novelas al año. Además, asegura, no tiene vida social, ni "negros", porque no los necesita.

Aunque su obra literaria es muy extensa –ha editado más de 70 libros, si incluimos aquellos publicados bajo su pseudónimo, Nicholas Wilcox–, quizás su faceta más conocida es la de divulgador de la historia. En 1995 vio la luz su primer libro sobre el tema, Historia de España contada para escépticos, que se convirtió en una obra de referencia. Esta semana sale a la venta su lógica continuación, Historia del mundo contada para escépticos (Planeta), y el escritor, rompiendo su querido retiro, ha decidido atender a los medios en la sede de la editorial. La conversación fluye a una velocidad de vértigo, pero Eslava tiene respuestas para todo.

¿Realmente es necesario contar una historia para escépticos?

La historia es una ciencia, obviamente, pues utiliza el método científico, pero también es un arte. Cada generación cuenta la historia de una manera distinta, va cambiando el modo de contarla. Al mismo tiempo, los científicos, los que crean la historia, no siempre están dispuestos a hacer libros de divulgación. El hombre de la calle con sus impuestos está pagando la universidad, pero la universidad no siempre le devuelve el esfuerzo. Como divulgador, me siento titulado para hacer esa obra que falta, haciendo una historia asequible, contada con humor, que no abrume con datos innecesarios.

¿Se puede ser mínimamente objetivo al contar la historia?

La historia se falsifica en el mismo momento en que se está creando. Si vemos, por ejemplo, la imagen histórica que tenemos de Enrique IV, el hermanastro de Isabel la Católica, nos damos cuenta de que está absolutamente tergiversada, porque los historiadores perseverados de Isabel la Católica la tergiversaron para subrayar que era ella una reina legítima y no una usurpadora como en realidad era. Todo depende en cada momento de la interpretación que se hace de la historia.

Esto se convierte en un problema cuando se traslada a la educación de niños y adolescentes. La realidad es que la historia de España se ha dado, y se está dando, de forma distinta en cada colegio y en cada región.

De hecho ahora cada comunidad hace su propia historia. Es una de las aberraciones que ha traído este reino de taifas en el que vivimos.

¿Qué se puede hacer contra eso?

Hay que tener un poquito de decencia a la hora de interpretar los hechosHay soluciones parciales. Una de ellas sería ponerse de acuerdo y hacer una historia unívoca que sirva para todo el territorio nacional, sin explicar sólo y tergiversadamente la historia de tu comunidad, que es lo que se está haciendo hasta ahora. Eso sería, digamos, el primer encuentro con la historia. Y luego, claro, un poquito de decencia a la hora de interpretar los hechos. El otro día, por ejemplo, en la gran manifestación que hubo en Cataluña pidiendo la independencia, salió un señor dando un speech en inglés, bueno, leyéndolo, diciendo que España le había copiado a Cataluña la bandera. Eso es tergiversar la historia porque todo el mundo sabe que la bandera de Cataluña, con todos los respetos pues me parece la bandera más bonita que hay en el mundo, representa en realidad los colores de armas de la casa de Aragón, no de un país, de una dinastía. Y en segundo lugar, la bandera española no tiene nada que ver con esa, pues es la bandera que vino del reino de Nápoles, que Carlos III asignó a la Marina. Después ya se hizo extensiva a España. Sabemos perfectamente de dónde procede una y de dónde procede otra. No me lo tergiverse.

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¿Cuál es su opinión sobre las reivindicaciones independentistas de Cataluña?

Personalmente estaría a favor de que España siguiera siendo un país, lo que ha sido desde hace siglos. Creo que la unión hace la fuerza. Estoy en contra de los independentismos, y en el caso concreto del independentismo catalán, no creo que beneficie ni a Cataluña ni a España. Pero, dicho esto, también digo que a lo mejor la situación ha evolucionado tanto en ciertos independentismos españoles como el catalán, obviamente el vasco, y quizás también el gallego, que a lo mejor ya no hay vuelta atrás en ciertas cosas. No sé qué nos va a traer el futuro, pero desde luego en lugar de la sinrazón y el sinvivir que nos produce a toda la comunidad nacional la existencia de esa protesta continua, a lo mejor hay que arbitrar algún tipo de federación, o algo así. Lo que sí creo que todavía es salvable es que el resto de las autonomías desaparezcan y siga existiendo esa palabra devaluada que es España. Si tuviera una varita mágica disolvería el Estado de las autonomías. Café para todos no, café para nadie. A partir de ahí haría un Estado jacobino, bien estructurado, en el que nadie tenga más derechos que nadie, y en el que el Estado del bienestar no permita abusos. Que haya más intervención fiscal, pero cristalina.

Una de las tesis en las que incide su libro es que la historia se mueve por el egoísmo.

Realmente yo no soy marxista, pero es cierto que lo que mueve muchas veces la historia es la economía, la economía de los pueblos o de las personas.

¿No hay altruismo en la historia? La mayoría de ideologías al menos nacieron con un fin digno, crear un mundo mejor.

Siempre hay alguien que piensa en un mundo mejor. Marx puede pensar en un mundo mejor, pero después vendrán Lenin y Stalin a interpretar ese mundo que él pensó. Jesucristo puede pensar en un mundo mejor, pero después vendrá San Pablo a interpretarlo. Siempre hay un ideólogo y el que lo lleva a la práctica, que ya lo lleva de otra manera, basándose en lo que dice el ideólogo, pero también tergiversándolo.

La última gran ideología ha sido la del capital. ¿También se ha tergiversado?

El Estado del Bienestar se presta a muchos abusos. Gente que no da golpe y que vive del trabajo de la gente que sí lo daDesde hace un siglo ha habido una oposición entre socialismo y capitalismo. El socialismo se ha hundido, pero después de influir en el capitalismo para darle derechos a los obreros. Eso también hay que valorarlo. Ha servido para construir el Estado del Bienestar. Obviamente, el Estado del Bienestar se presta a muchos abusos. Gente que no da golpe y que vive del trabajo de la gente que sí lo da. Esas descompensaciones son las que hay que corregir. Y también quizás habrá que corregir el que hemos pasado de una economía directa en la que el señor explotaba al siervo a una en la que los países de primera división explotan a los de tercera.

Me sigue pareciendo una interpretación totalmente marxista.

Sí, sí parece, pero que conste que estoy muy alejado de los presupuestos marxistas. Es simplemente interpretar lo que estamos viendo. ¿Qué va a suceder con todo este movimiento? ¿Dentro de un siglo cómo estaremos? Vaya usted a saber.

Todo esto es algo parecido a lo que escribió Eric Hobsbwam, que justamente murió el pasado lunes, en su Historia del siglo XX. Afirmaba que la historia contemporánea quedaba abierta a una enorme incertidumbre. Parece que está de acuerdo.

Sí, así es como estamos. Hay una cosa evidente: Europa se ha suicidado a lo largo del siglo XX, con dos guerras mundiales. Es un continente superpoblado que no tiene materias primas. Antes explotaba las materias primas del mundo. Ahora no puede explotarlas porque ya hay países emergentes, como China, India y Brasil, que se van a adelantar. Tecnológicamente se han desarrollado tanto como Europa, pero socialmente no lo están tanto, lo cual favorece a su industria porque es muy avanzada pero con salarios de mierda. En eso sí que estamos avanzando, pero no vamos a poder competir en el mercado mundial. Lo único que podemos hacer es intentar estar unidos, algo que parece dudoso con todos los problemas que hay a raíz de la crisis. Deberíamos intentar sacar fuerza de la flaqueza, intentando que nuestra ciencia y tecnología sean lo suficientemente punteras como lo han sido durante 2000 años como para poder enfrentarnos con los desafíos que nos vienen encima.

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¿Qué papel juegan los políticos en todo esto?

Los políticos, que no son especialmente cultos, ni ven más allá de sus narices, piensan en términos de ganar las próximas elecciones. Sí hay que traer Eurovegas y modificar la legislación como si fuésemos un país bananero se modifica, pero yo con ese tanto a mi favor, y esos puestos de trabajo que voy a hacer, aunque sea en precario, voy a ganar las próximas elecciones. La democracia no es un buen sistema, lo que pasa es que es mejor que los otros, pero buen sistema no es, tiene gravísimos defectos. El principal objetivo de los políticos no es beneficiar a la sociedad, aunque lo digan en las campañas. Su primer objetivo es conseguir el poder, porque para eso son políticos.

Últimamente hemos vivido el auge de muchos movimientos ciudadanos que piden, precisamente, un cambio en ese sentido. ¿Qué valor tienen para usted?

En España la democracia es débil, y la idea democrática del pueblo español es más débil todavía, no tenemos tradición democrática. Aquí uno vota a quien tiene que votar. En países más evolucionados democráticamente uno no tiene tan claro su voto. Vota dependiendo de los últimos cuatro o seis años. Eso ocurre en los países más evolucionados que el nuestro, aquí todavía queda una reminiscencia de que hay que ser fiel al partido y hay que tragarse sus bulos. Hay muchas personas que defienden a gente perniciosa como Zapatero y le defienden simplemente porque se sienten socialistas. Se dan cuenta perfectamente de que lo ha hecho mal, pero hay que defenderle porque ‘es de los míos’. Cuando seamos capaces de pensar que los míos somos todos a lo mejor empezamos a evolucionar democráticamente.

Eso es lo que pide, a groso modo, el 15-M. ¿No cree que la juventud tiene una mentalidad distinta?

Hay una cantidad impresionante de vagos que viven divinamente en su casa como si estuvieran en un hotel y no se quieren preocupar por trabajarEl 15-M es un síntoma, pero España es como la gaseosa. Nos destapan, se va el gas, y ocurre la movida del 15-M, pero después eso se queda en nada. En realidad hay un conformismo que está ahí, no va más allá. Estamos de acuerdo en que el mercado de trabajo está fatal y que hay muchos jóvenes que no tienen trabajo y que quieren trabajar. Muchísimos. Pero también hay una cantidad impresionante de vagos que viven divinamente en su casa como si estuvieran en un hotel y no se quieren preocupar por trabajar. Hay que espabilarles para que trabajen, y no estén siempre queriendo colgarse de las tetas de la mamá Estado.

No sé yo si le queda a mamá Estado mucho donde agarrar.

Ahora estamos en las vacas flacas, obviamente. Lo que quiero decir es que esa inercia hay que superarla. Muchos de los que aparecen en las protestas ni han trabajado en su vida, ni quieren trabajar y viven del chequecito que les va a pasar el papá o la ONG correspondiente.

Es un lugar común, pero siempre se dice que los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla. ¿Estamos repitiendo errores del pasado?

En la historia hay una serie de ciclos. Es como la familia. Una generación hace la fortuna, la segunda la mantiene y la tercera la despilfarra. En la historia a veces ocurre lo mismo. Aquí hubo una generación que fue la de mis padres, en la posguerra, que fue capaz de matarse trabajando para aplazar el bienestar a la generación siguiente, para que no pasara lo que ellos tuvieron que pasar. La generación siguiente lo mantuvo, y le dio estudios a los hijos, y ahora hay una generación que esto lo está despilfarrando porque no tiene sentido del esfuerzo, ni de la disciplina.

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Otro de los grandes retos a los que se enfrenta la humanidad es el llamado “choque de civilizaciones”, al que usted dedica un importante espacio del libro. ¿Cuál es la solución? ¿Diálogo o rechazo?

A mí me parece que siempre hay que dialogar, obviamente, y siempre hay que dialogar desde un sistema de igualdades, no desde la desigualdad. Yo te doy tantos derechos como tú me des a mí. Ese sería un diálogo razonable entre personas. Si tú vienes a vivir a este país y vienes huyendo de un sistema, no me lo intentes imponer. Porque entonces me estropeas el mío, que es mejor que el tuyo. Lo que está ocurriendo con el Islam es eso, vienen huyendo de un sistema pero lo traen consigo.

Bueno, no lo traerán todo.

Traen lo que les interesa. Eso no es jugar limpio. Sobre todo, si tú vienes a un país, a este o cualquier otro de Europa, tienes que aceptar de antemano las leyes y las costumbres de ese país. Si no lo aceptas tendrás que quedarte en el tuyo. Las leyes están para cumplirlas. Y en eso no hay que tener ningún tipo de consideración con nadie.

Usted siempre se define como un pensador eurocéntrico. ¿Qué papel debe jugar la Unión Europea en el teatro del mundo?

Creo que el monstruo alemán ha crecido de nuevo y nos puede devorar a todosLa Unión Europea siempre quiso ser como los Estados Unidos. Aquí es difícil porque tenemos una historia de malos encuentros en el pasado, que ellos no tenían. Nosotros partimos de muchas rencillas, pero superando eso con inteligencia lo único que podemos hacer para enfrentarnos al mundo es un frente común, es decir, hacernos una macropotencia como va a surgir en China y como sigue siendo Estados Unidos. Ahora, en Europa hay distintos pueblos con distintas leches. Yo personalmente veo muy peligroso que la capitanía de Europa la detente Alemania. Si hubiera que elegir algún país para que fuera el dirigente de Europa el puesto debería recaer, con las debidas reservas, en Francia. A mí me parece muy peligroso que le corresponda a Alemania. Después de la I Guerra Mundial decidieron desactivarla, pero hubo que activarla de nuevo para que hiciera de Estado tapón frente al bloque comunista, que estaba muy agresivo. Y sabes lo que pasó. Creo que el monstruo ha crecido de nuevo y nos puede devorar a todos. Como a la vista está. 

El escritor andaluz Juan Eslava Galán (Arjona, Jaén, 1948) es uno del los autores más prolíficos del panorama literario español. No es de extrañar, dado sus métodos. Se define a sí mismo como un “mercenario de la pluma” y, tal como ha explicado a El Confidencial, escribe ocho horas al día, tres folios diarios, incluido los domingos, lo que le da para publicar unas dos novelas al año. Además, asegura, no tiene vida social, ni "negros", porque no los necesita.