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Compartir las tareas del hogar, el mejor camino hacia el divorcio
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¿UN CONTRATO MATRIMONIAL O DE NEGOCIOS?

Compartir las tareas del hogar, el mejor camino hacia el divorcio

Las tasas de divorcio entre las parejas igualitarias que comparten el trabajo doméstico son un 50% más altas que entre las parejas en las que la

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Compartir las tareas del hogar, el mejor camino hacia el divorcio

Las tasas de divorcio entre las parejas igualitarias que comparten el trabajo doméstico son un 50% más altas que entre las parejas en las que la mujer hace la mayor parte de las tareas del hogar. Así lo atestiguan las estadísticas recogidas en el estudio Equality in the Home que dirigió el investigador noruego Thomas Hansen. “Según los datos que hemos recabado, la igualdad en la pareja no contribuye necesariamente a mejorar la calidad de la relación ni a aumentar la felicidad de los cónyuges, al contrario de lo que se podría pensar hasta ahora, puesto que el índice de rupturas matrimoniales es mucho mayor”, explica el responsable de la investigación.

Las conclusiones del estudio, en el que se han combinado metodologías cualitativas y cuantitativas, apuntan a los valores y al estilo de vida de las personas modernas como principal explicación de estas abultadas diferencias en las tasas de divorcio. En las parejas modernas, indica Hansen, “las mujeres tienen un nivel educativo tan elevado o más que el de los hombres y cuentan con trabajos bien remunerados, lo que las hace más libres e independientes económicamente de sus maridos”, por lo que la separación supondría para ellas un trastorno mucho menor que en épocas pasadas.

El matrimonio como un contrato de condiciones

El grueso de las parejas participantes en el estudio pertenecían a la clase media, lo que para el sociólogo de la universidad de Canterbury, Frank Furedi, es un fiel reflejo de la nueva cultura matrimonial, en la que priman, dice, los aspectos contractuales y formales sobre la espontaneidad propia de una relación amorosa. “Cuanto más se organiza una relación, con sus horarios, su estricto reparto de tareas y sus formalismos más se convertirá en una relación de negocios”, añade el sociólogo. Una concepción moderna del matrimonio que tiende a fomentar los conflictos de intereses en lugar de la búsqueda de soluciones dialogas y adaptables a cada situación.La igualdad en la pareja no contribuye necesariamente a mejorar la calidad de la relación

Las parejas tradicionales –más abundantes entre las clases altas y bajas que entre las medias– tienen mayoritariamente una percepción del matrimonio más religiosa y, por tanto, el divorcio es una cuestión mucho más estigmatizada. Proporcionalmente, las separaciones presentan unas tasas mucho más elevadas entre las clases medias, lo que ratifica la importancia de estos factores a la hora de tomar este tipo de decisiones.

Igualdad y bienestar

La muestra del estudio se centró en Noruega, aunque para Furedi son perfectamente extrapolables al resto de países occidentales. Uno de los datos que más llama la atención de esta sociedad nórdica es que, a pesar de contar con una larga tradición de igualdad de género y de educación compartida de los hijos, en el hogar solo reparten equitativamente las tareas tres de cada diez parejas. Además, según las encuestas reflejadas en el estudio, la mayoría de las mujeres noruegas que cargan con el peso del trabajo doméstico aseguran hacerlo por su propia voluntad y demostraron sentirse tan felices o más que las mujeres de parejas igualitarias.

Estos datos sorprendieron incluso al propio autor del estudio, quien partía desde la hipótesis de que cuanto más contribuyesen las dos partes de la relación en las tareas del hogar más bienestar y calidad de vida tendrían. Sin embargo, Hansen ha documentado cómo las tensiones y las contradicciones de las parejas modernas las lleva a ser más rencorosas y sin apenas capacidad para perdonar u olvidar, hasta que llegan a un punto crítico de no retorno. “Estas parejas discuten con más frecuencia porque si ambos tienen los mismos roles es más fácil que tengan la sensación de que su pareja no contribuye en la misma medida o que se escaquea de sus labores”, explica el autor del estudio.

Las tasas de divorcio entre las parejas igualitarias que comparten el trabajo doméstico son un 50% más altas que entre las parejas en las que la mujer hace la mayor parte de las tareas del hogar. Así lo atestiguan las estadísticas recogidas en el estudio Equality in the Home que dirigió el investigador noruego Thomas Hansen. “Según los datos que hemos recabado, la igualdad en la pareja no contribuye necesariamente a mejorar la calidad de la relación ni a aumentar la felicidad de los cónyuges, al contrario de lo que se podría pensar hasta ahora, puesto que el índice de rupturas matrimoniales es mucho mayor”, explica el responsable de la investigación.