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¿Por qué tenemos tan mala educación con el móvil?
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LOS SMARTPHONES NOS HAN HECHO PEORES

¿Por qué tenemos tan mala educación con el móvil?

La popularización de los smartphones ha provocado una revolución que no se circunscribe únicamente al terreno tecnológico, sino que alcanza también al cultural. Y es que

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¿Por qué tenemos tan mala educación con el móvil?

La popularización de los smartphones ha provocado una revolución que no se circunscribe únicamente al terreno tecnológico, sino que alcanza también al cultural. Y es que su influencia ha modificado los hábitos de comportamiento de las personas, contribuyendo a un mayor aislamiento, distracciones y malos modales en general. Esta es la conclusión de una encuesta realizada por OnePoll para la web británica de información tecnológica Recombu, según la cual, más de dos tercios de los consultados interrumpe con asiduidad sus comidas y citas con familiares o amigos para contestar a una llamada telefónica, independientemente de que sea importante o no.

La dependencia irracional al móvil, conocida como nomofobia –acotación de las siglas en inglés de no mobile phobia–, ha llegado al punto de que el 59% de los participantes en el estudio reconocieron que no pueden soportar el hecho de estar sin su teléfono, seis puntos porcentuales más que cuando se realizó la misma encuesta hace algo menos de un año. Una incoherencia más de estas tecnologías que en lugar de comunicar parecen llevarnos a la incomunicación. Además, el 14% admitió que no se separan de su teléfono móvil ni para ir al baño, una reacción que más de la mitad justifican por permanecer atentos a posibles llamadas de familiares o amigos y un escaso 10% por asuntos de trabajo. En España, el último Informe de Intel sobre el Estilo de Vida Digital, el porcentaje de españoles que declara no poder vivir sin su teléfono desciende al 7%.

Entre las diez actitudes más odiosas

Los comportamientos socialmente reprobables por el uso obsesivo del teléfono han llegado al punto de que se han colado en el top ten de las actitudes más molestas para los estadounidenses, según un estudio de Harris Interactive realizado por encargo de Microsft. En esta misma encuesta también se desprende que más de dos tercios de los norteamericanos usan su móvil en la cama y una de cada dos personas entre 18 y 24 años reconoce haber tropezado con otro transeúnte mientras caminaban y enviaban mensajes de texto o correos electrónicos al mismo tiempo.

Entre las quejas más frecuentes por los malos comportamientos que genera el uso del móvil se encuentran, por este orden, el volumen de las melodías de llamada –que en determinados espacios y lugares ya han tenido que ser prohibidas hace algún tiempo– y el elevado tono de voz empleado durante las conversaciones telefónicas. Para evitar que estos malos modales se sigan extendiendo existen una serie de consejos que pueden ayudarnos a convivir con las demás personas sin necesidad de molestar.

Tono de las llamadas. Cuando se está en público es recomendable utilizar el modo de vibración para recibir las llamadas o directamente el modo silencio si se está en algún evento, pues siempre será mejor que nos dejen un mensaje de voz para volver a llamar luego que interrumpir el acto. En caso de que utilice sonido, las melodías no deben ser demasiado molestas, pues cuanto más llamativas sean más desviarán la atención de la gente de alrededor. Controlar el volumen, no solo del tono de llamada, sino también del tono de voz, es una regla básica de educación si se está en lugar público. Cuando se necesita realizar una llamada en estas circunstancias lo mejor es intentar hacerla en la zona más alejada posible de los demás.

Utilizar los auriculares. Las aplicaciones y usos de los teléfonos de última generación van desde escuchar música, ver películas o jugar a videojuegos. Para realizar cualquiera de estas actividades, tan comunes en lugares con gran presencia de gente desconocida, como el transporte público, la cita del médico o la cola de una tienda es recomendable hacerlo con auriculares y asegurarse que los demás no están oyendo.

Sé consciente de que te están escuchando a tu alrededor. Muchas personas se olvidan cuando hablan por teléfono de que hay más gente a su lado. Por ello, se deben evitar los gritos, las broncas o los detalles específicos de la vida privada y profesional que tampoco daríamos en público. Las palabras malsonantes también se deben eliminar de estas conversaciones, sobre todo, si hay niños cerca.

Restringe su uso al mínimo en las citas. Cada vez es más habitual observar cómo el móvil acompaña en todo momento a los comensales en una cena o comida e incluso en una cita, ya sea de pareja, de trabajo, con los amigos o familiares, desviando así la atención continuamente y dejando la conversación en segundo plano. En muchas ocasiones se deja encima de la mesa o en un lugar visible dando a entender que cualquier llamada, mensaje o correo electrónico será una preferencia, lo que da una mala impresión y una falta de respeto para los acompañantes.

Si estás consultando alguna aplicación no interactúes con los demás. Las numerosas aplicaciones de los smartphones con conexión a internet, como redes sociales, mensajería instantánea gratuita o los resultados deportivos más recientes distraen de la actividad que se está haciendo impidiendo así interactuar con los demás. Un gesto que se convierte en un desprecio y una falta de respeto cuando se está pagando en una tienda o cuando un camarero nos atiende y se hace caso omiso de ellos en favor del teléfono.

La popularización de los smartphones ha provocado una revolución que no se circunscribe únicamente al terreno tecnológico, sino que alcanza también al cultural. Y es que su influencia ha modificado los hábitos de comportamiento de las personas, contribuyendo a un mayor aislamiento, distracciones y malos modales en general. Esta es la conclusión de una encuesta realizada por OnePoll para la web británica de información tecnológica Recombu, según la cual, más de dos tercios de los consultados interrumpe con asiduidad sus comidas y citas con familiares o amigos para contestar a una llamada telefónica, independientemente de que sea importante o no.