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Confía en el karma: ofrecer ayuda nos hace optimistas
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Confía en el karma: ofrecer ayuda nos hace optimistas

“Al contrario de lo que pueda parecer, pensar en las cosas que más deseamos en la vida no favorece el egoísmo, sino la solidaridad con los

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Confía en el karma: ofrecer ayuda nos hace optimistas

“Al contrario de lo que pueda parecer, pensar en las cosas que más deseamos en la vida no favorece el egoísmo, sino la solidaridad con los demás. Esto sugiere que la gente que se encuentra, por ejemplo, en búsqueda de trabajo, no sólo busca una relación de intercambio mutuo con otras personas, sino también con el universo”. Esta es la conclusión a la que ha llegado un reciente estudio realizado por el grupo del profesor de Psicología Benjamin A. Converse de la Universidad de Virginia y que se acaba de publicar en la revista científica Psychological Science. “Nos hemos dado cuenta de que perseguir una meta hace que sea más probable simpatizar con los demás y echar una mano, al menos si tal oportunidad se presenta”, se señala en el artículo.

Para el investigador, a pesar de que en muchas ocasiones de la vida lo máximo que podemos hacer es esperar –por ejemplo, la llamada con la respuesta de una entrevista de trabajo, o un resultado médico–, nuestro comportamiento se modifica de forma significativa en estos casos, en los que intentamos realizar más buenas acciones que en una coyuntura en la que nuestro futuro no se encuentra en tela de juicio. Es decir, creemos, al menos de manera importante, en lo que en las religiones dármicas se conoce como “karma”: una energía que emana de las acciones de las personas y que intenta restablecer el desorden que las malas (o buenas) acciones crean. Según los investigadores, la inspiración inicial para el artículo es “el frecuente tipo de tratos que hacemos con nosotros mismos si conseguimos superar determinada dificultad”.

Los más optimistas respecto a su futuro eran los que habían realizado una buena acciónEs decir, algo muy semejante a las promesas propias de la cultura cristiana en la que se convenía con el santo de turno que se llevaría a cabo determinada acción (recorrer un territorio determinado descalzo, visitar anualmente la iglesia del santo) si lo pedido se llevaba a cabo. “Todos estamos familiarizados con las dinámicas de la reciprocidad”, asegura Converse en el estudio. “Todos sabemos eso de ‘hoy por ti, mañana por mí'. Pero nos preguntábamos si la gente piensa de esa manera cuando no están tratando con una persona, sino con el universo en sí”. Y a través de dos diferentes experimentos, lograron demostrar que así es.

Obrar bien para recuperar el control

En la primera prueba planteada por el grupo de investigadores se diseñaron dos grupos diferentes. Al primero se le pidió que escribiese en un papel un breve texto sobre su rutina diaria, algo que no resultase especialmente significativo. Al segundo, que reflejase en unas pocas palabras sus perspectivas de futuro, sus deseos y aquello sobre lo que sentían incertidumbre. Acto seguido, se les recordó que si querían, podían participar en un acto de caridad que la organización estaba llevando a cabo para ayudar a los comedores sociales o a los niños que sufrían una enfermedad terminal. Pues bien, aquellos que habían reflexionado en el papel sobre sus perspectivas de futuro se mostraron mucho más proclives a colaborar con dicha organización que los que simplemente habían relatado eventos de su vida diaria. Concretamente, un 86% de los primeros frente al 59% de los segundos.

Otro descubrimiento corroboró la hipótesis de los autores de la investigación. Cuando en el experimento anteriormente detallado se ofrecía a los encuestados que habían hablado sobre sus deseos una actividad adicional que no se definía como “útil”, sino como “divertida” o “entretenida”, la participación del grupo estudiado se reducía sensiblemente. En concreto, caía del previo 86% al 48%. Lo que llevó a los investigadores a señalar que en una coyuntura de incertidumbre, la mayor parte de personas buscan llevar a cabo prácticas que resulten útiles y no que sirvan de mera distracción.

Un segundo estudio, en el que se encontró otra relación entre el nivel de incertidumbre y la probabilidad de realizar una donación económica, sirvió para reforzar los resultados del primero. ¿Pero es posible trasladar tales descubrimientos a la vida real? Pues parece ser que sí: Converse, Jean Risen y Travis Carter acudieron a una empresa que se encontraba en pleno selección de personal. En ella, siguieron el mismo procedimiento que en los casos previos, es decir, dividir a los investigados y pedir a un grupo de los mismos que pensasen en todo aquello que se escapaba a su control (como era un cambio en el panorama laboral), y al otro, que mantuviesen en su cabeza aquello en lo que podían influir positivamente (como aprender todo lo necesario sobre el trabajo deseado). Y, cómo no, dicha petición fue sucedida por la posibilidad de realizar una donación voluntaria. Una vez más, los que sufrían una mayor incertidumbre, entregaban una mayor cantidad de dinero.

La gente se comporta como si considerasen que sus acciones influirán en la suerte que tengan en la vidaEl último estudio realizado por el grupo de investigadores, a partir de un grupo de más de trescientos investigados, tuvo lugar también en el marco de un grupo de aspirantes a un puesto de trabajo. Ya no se preguntaron acerca de su conducta, sino de su actitud y creencias. Y descubrieron que los más optimistas respecto a sus posibilidades de superar la prueba eran precisamente aquellos que no controlaban la mayor parte de condicionantes pero que habían gozado de la oportunidad de realizar una obra benéfica y la habían llevado a cabo. Una posible lectura de este estudio es que las “buenas acciones” contribuyen a contrarrestar el desequilibrio que provoca la conciencia de que no podemos controlar nuestro futuro, pero los investigadores no se muestran de acuerdo.

¿Pensamiento mágico?

Esta concepción que generalmente ha explicado estas creencias, según la cual la falta de control personal necesita ser compensada por un acto de caridad, no es la que más convence al grupo de investigadores, que mantiene que las “buenas obras” responden a una creencia inconsciente en la justicia inmanente del universo –por lo que no dudan en clasificarla como “karma”–, y que de hecho fue explicitada por alguno de los participantes en el estudio. Sin embargo, descartan cualquier posible vinculación de esta creencia con el llamado pensamiento mágico, que considera que podemos atraer cualquier cosa simplemente deseándola. Por el contrario, prefieren utilizar el concepto de Eldar Shafir y Amos Tversky en este tipo de justicia universal como un pensamiento “casi mágico”, en el que “la gente se comporta como si erróneamente considerasen que sus acciones influirán en la suerte que tengan en la vida, incluso aunque admitan no creer en ello de manera explícita”.

Es esta idea del karma implícito la que defienden Converse y sus colegas, y se refieren a otros estudios que han demostrado que la gente que se porta de manera inadecuada suele esperar que algo malo les ocurra tarde o temprano, al mismo tiempo que se suele relacionar directamente tener buena suerte con un comportamiento adecuado. A estos hay que añadirle a partir de hoy el actual estudio, que por primera vez demuestra que seguimos pensando que si nos portamos bien, el universo nos terminará recompensando.

“Al contrario de lo que pueda parecer, pensar en las cosas que más deseamos en la vida no favorece el egoísmo, sino la solidaridad con los demás. Esto sugiere que la gente que se encuentra, por ejemplo, en búsqueda de trabajo, no sólo busca una relación de intercambio mutuo con otras personas, sino también con el universo”. Esta es la conclusión a la que ha llegado un reciente estudio realizado por el grupo del profesor de Psicología Benjamin A. Converse de la Universidad de Virginia y que se acaba de publicar en la revista científica Psychological Science. “Nos hemos dado cuenta de que perseguir una meta hace que sea más probable simpatizar con los demás y echar una mano, al menos si tal oportunidad se presenta”, se señala en el artículo.