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Los 'negocios alternativos': piratas y forajidos como modelo empresarial
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EL FUERA DE LA LEY CONVERTIDO EN FUENTE DE INGRESOS

Los 'negocios alternativos': piratas y forajidos como modelo empresarial

"La relación entre la ley y el crimen, entre el bandido y el rey”. Ese es uno de los nudos gordianos cuya solidez intenta desentrañar Martin

Foto: Los 'negocios alternativos': piratas y forajidos como modelo empresarial
Los 'negocios alternativos': piratas y forajidos como modelo empresarial

"La relación entre la ley y el crimen, entre el bandido y el rey”. Ese es uno de los nudos gordianos cuya solidez intenta desentrañar Martin Parker en su libro Alternative Bussiness, Outlaws, Crime and Culture (Routledge), una investigación sobre el sentido, la historia y la vigencia de la figura de los "fuera de la ley" en relación con la economía. Se le han adelantado todos los poetas, que saben desde siempre que sólo los bandidos son reyes, y también todos los pueblos, que no tardan nunca mucho en comprobar que los reyes son bandidos. Nada nuevo bajo el sol, que decía el Eclesiastés. Y sin embargo el libro de Parker consigue interesar por la nitidez de su trazo, la claridad de exposición y lo rico del campo que trabaja, esa serie casi infinita de héroes ambiguos en su intención que nos conduce de Robin de Locksley a Kim Schmitz pasando por Jack Sparrow, Jesse James o Iggy Pop. No todos los citados figuran en el libro, pero deberían, y es de agradecer la capacidad de Parker para atender a lo que esas figuras pueden aportarnos en sociedades tan complejas como las actuales.

Su argumentación básica parece orbitar sobre tres ideas:

El “fuera de la ley” no vive en absoluto fuera de la sociedad ni, por tanto, de la economía, sino que sostiene con ellas una relación casi simbiótica. Entrevistado por El Confidencial, el autor explica su postura de la siguiente manera: “No es tan simple como decir 'industria igual a malo' y ‘fuera de la ley igual a bueno'. Obviamente el negocio utiliza la imagen de los 'fuera de la ley’ para ganar dinero, pero muchos de los artistas, escritores, actores y demás que están envueltos en esto son sospechosos de hacer un gran negocio".

Los forajidos son iconos románticos que representan nuestra oposición a lo establecidoTanto el negocio como el outlaw son adaptables y están enredados entre sí. Uno produce al otro y en cierto sentido ambos confían en el otro. Vender el mito del 'fuera de la ley' produce más outsiders y los 'fuera de la ley' reales proporcionan material para que los mitos puedan ser vendidos. Es un proceso enteramente parasitario por ambos lados, con Disney haciendo dinero a base de vender piratas y los piratas usando a Jack Sparrow como inspiración. El círculo no se puede romper, lo que nos muestra que nunca hay una completa mercantilización y que siempre existe una resistencia ante el orden establecido”.

Su explicación de cómo pudo haberse convertido el hecho real en mito, el mito en icono popular y político y este, finalmente, en regalo empaquetable para todos los públicos, es especialmente brillante en el arranque del libro, cuando Parker se ocupa de la figura de Robin Hood. Aunque, una vez explicado con tal claridad, algunos ejemplos posteriores resultan redundantes.

Un modelo a seguir

Pese a que nos fascinan los “fuera de la ley” como iconos románticos y/o figuras que representan nuestra oposición ante lo establecido, raramente atendemos a los modos alternativos de vida, organización e intercambio que proponen.

Los "fuera de la ley" se convierten en modelos para negocios que exigen flexibilidad ante el estrés“Creo que la resistencia al poder es común entre la gente”, nos responde Parker. “En ese sentido, el 'fuera de la ley' es una figura que representa la discrepancia frente a todos los tipos de autoridad, sea el Estado, la Iglesia, los bancos, los grandes negocios, el sistema legal o cualquier otro. Personalmente veo a los forajidos como una forma de crítica, la voz de una conciencia que nos recuerda que no todo esta bien y que otros sueños son posibles. Pueden ser usados sin duda como ejemplos de cómo hacer negocios, y se ha trabajado en las escuelas de negocio en esta línea. El problema está en el modo en el que su desafío político es posteriormente neutralizado. Se convierten en ilustraciones para modelos de negocio con flexibilidad ante el estrés, lo cual a veces significa trivializarlos, y al final no se hace nada para cuestionar las formas existentes de organización e intercambio”.

¿Cinismo o rebelión?

En sus propias palabras, “lo que es sorprendente es que aquellos de nosotros que vivimos en sociedades complejas hemos sido convencidos de que la economía o el mercado es algo distinto de nuestras vidas diarias”. O, dicho de otra forma: “Todo el mundo tiene que entender algo sobre la economía y los mercados. No son fuerzas misteriosas que operan fuera de la sociedad y nos llevan a hacer determinadas cosas, sino grupos de instituciones que toman decisiones políticas. El problema es que se habla de ellas como si fuesen elementos naturales de los que uno no puede escapar".

A esa falta de capacidad para la reacción y ese espejismo de inevitable esclavitud (y por tanto, adaptación) se refiere La contracultura y la organización, uno de los capítulos más interesantes del libro, en el que se describe una particular rebelión dentro del trabajo, y que dibuja un terrible paisaje en el cual la única subversión posible es mantener la mente lejos de las injusticias siempre que se pueda bromear ocasionalmente sobre la propia desgracia. Un mundo lleno de pegatinas de “que le den al jefe” orgullosamente exhibidas en los utilitarios de la mano de obra esclava. El país del chiste amargo, la contracultura de la aceptación y el cinismo.

Interesante en el planteamiento, el discurso de Parker se vuelve aquí excesivamente ambigüo, y su autoridad como guía vacila, con afirmaciones como la siguiente: “El humor debe ser entendido más como resignación que como revolución. Como los arañazos en el muro de una prisión, confirman la existencia del muro. Pero también como los arañazos en el muro de la prisión, demuestran que el muro no es lo único que hay. La contracultura de principios del siglo XXI no es una fuente para el pesimismo o el optimismo, sino para ambos”.

El forajido puede ser también el catalizador para protestas ‘reales’Poco más aventurero se muestra cuando se le pregunta si la fascinación por las figuras de los “fuera de la ley” por parte de quienes vivimos dentro de ella puede ser una manera de pagar simbólicamente por nuestra cobardía (o, como el dice en el libro, “desafiar simbólicamente al poder”). ”Creo que la celebración del forajido nos permite estar seguros dentro mientras celebramos lo de fuera. Es una protesta simbólica la mayor parte del tiempo, pero puede ser también el catalizador para protestas ‘reales’. La calavera y las tibias cruzadas de la bandera pirata pueden ondear en el dormitorio, pero también en el campo de protesta de Occupy Wall Street. No creo que la contracultura termine nunca. Donde hay poder, habrá resistencia”.

Objeciones, en todo caso, laterales, frente a un texto con la declarada intención de despejar campo, apuntar evidencias y señalar caminos, no de llegar a conclusiones revolucionarias o soluciones milagrosas. Y entre esos caminos, como no, se encuentra ese Internet que parece ser caldo de cultivo para nuevos outlaws como el citado Schmitz, capo de Megaupload, una de esas figuras que son objeto de casi todas las preguntas que Parker se hace. “Se dice a menudo que Internet es la nueva frontera de los outsiders”, contesta él. “Quizá, pero tenemos que recordar que la tecnología trae tantos problemas como oportunidades. Tan sólo porque un empresario de Internet afirme que es un pirata, un 'fuera de la ley', un contrabandista, no quiere decir que no debamos preguntarle cuánto esté ganando”.

"La relación entre la ley y el crimen, entre el bandido y el rey”. Ese es uno de los nudos gordianos cuya solidez intenta desentrañar Martin Parker en su libro Alternative Bussiness, Outlaws, Crime and Culture (Routledge), una investigación sobre el sentido, la historia y la vigencia de la figura de los "fuera de la ley" en relación con la economía. Se le han adelantado todos los poetas, que saben desde siempre que sólo los bandidos son reyes, y también todos los pueblos, que no tardan nunca mucho en comprobar que los reyes son bandidos. Nada nuevo bajo el sol, que decía el Eclesiastés. Y sin embargo el libro de Parker consigue interesar por la nitidez de su trazo, la claridad de exposición y lo rico del campo que trabaja, esa serie casi infinita de héroes ambiguos en su intención que nos conduce de Robin de Locksley a Kim Schmitz pasando por Jack Sparrow, Jesse James o Iggy Pop. No todos los citados figuran en el libro, pero deberían, y es de agradecer la capacidad de Parker para atender a lo que esas figuras pueden aportarnos en sociedades tan complejas como las actuales.