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El dinero da la felicidad (en un 10%)
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CONSEJOS PARA DISFRUTAR DE LA VIDA

El dinero da la felicidad (en un 10%)

El dinero no da la felicidad, y no es un tópico, sino que está avalado por estudios. El dinero y otros bienes materiales sólo aportan el

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El dinero da la felicidad (en un 10%)

El dinero no da la felicidad, y no es un tópico, sino que está avalado por estudios. El dinero y otros bienes materiales sólo aportan el 10% de nuestra felicidad, según explica a El Confidencial la psicoanalista  Mónica Pereira, de Haztua psicología positiva. Conseguir este estado de ánimo –perseguido desde siempre– depende en un 40% de uno mismo y de las actividades intencionadas  –que engloban desde pequeños actos diarios a prácticas que elegimos hacer–. Lo que resta, señala la psicóloga, es producto mayoritariamente de la sociedad en que vivimos y de cómo nuestro entorno afronta las vicisitudes.

Un 40% de nuestra felicidad depende de nosotros mismos y de nuestras elecciones personales

En cualquier caso no hay que perder la esperanza, ya que aunque sea innata, la felicidad se puede aprender. El psicólogo especializado en risoterapia José Elías Fernández asegura que la técnica radica en ver las cosas desde ópticas felices. "Los seres humanos tenemos un estado emocional habitual que nos hace percibir la realidad siempre en el mismo tono y tenemos que mejorarlo mediante técnicas mentales. Además, habitualmente pensamos que siempre nos sucede lo peor posible y eso no es cierto; la realidad siempre puede ser más trágica, eso tiene que hacer que nos alegremos".

La felicidad es un proceso y no una meta. No tenemos que concentrarnos en la falta, sino en la posibilidad. "Intentamos fomentar en las personas la fortaleza para que puedan sentirse mejor consigo mismas y encuentren su lugar en el mundo. La felicidad no es sólo trabajar para uno mismo, sino también hacer cosas para los demás", asegura la experta en psicología positiva.

Pensar en positivo ayuda a ser feliz

Disfrutar de los pequeños placeres de la vida también contribuye a sentirnos más felices. Por eso, recuerda, "a pesar de las dificultades que haya, no se puede eliminar el capital de emociones positivas que nos acompañan día a día". Es una cuestión de actitud. Si prestamos más atención a los hechos negativos seremos más receptivos a lo negativo. "Uno mismo puede decidir cómo afrontar las noticias negativas. Pero no hay que ser ilusos –advierte Pereira–, no hay que frustrarse por no poder hacer algo, tenemos que aceptar nuestras condiciones y sacar lo mejor posible".  

Las personas felices también lloran pero difieren del resto en la actitud, afrontan con optimismo su situación

Las personas más felices, por tanto, son las que en situaciones de adversidad plantan cara y saben salir. "Hay organismos más preparados que otros para ser felices pero no tanto por genética, sino por práctica. Las relaciones y acciones positivas en nuestra vida fomentan la felicidad. En cambio, si me centro en lo negativo estaré más disponible al pesimismo", asevera Pereira. El experto en risoterapia, por su parte, considera que todos los seres humanos tenemos una carga genética que va a determinar a priori nuestra posición en la vida. "Pero el ser humano es un ser sociable y además puede desarrollar sus cualidades y capacidades, por lo que si bien en principio tenemos una predisposición para ser felices, podemos modificarla. Lo que pasa en realidad es que muy pocas personas son capaces de modificar su predisposición, porque creen que no se puede, que son así, que hay un destino".  

En época de vacas flacas parece contradictorio esquivar el pesimismo. "Creo que toda persona en un momento de su vida puede pasarlo mal, pero no necesariamente deja de ser feliz. La diferencia radica en que hay personas que se rehacen después de haber pasado una situación difícil y otras no. Creerte que puedes salir de la crisis ya te hace sentir mejor, si piensas que no depende de ti, evidentemente no vas a sentir la felicidad", explica la psicóloga. Las personas felices también lloran, lo pasan mal pero la diferencia  –como apunta Pereira – es la actitud, "cuánto tardan en salir de la crisis y cómo lo hacen".

Los niños españoles, entre los más felices del mundo

Hay estudios que demuestran que los españoles somos felices por nuestro grupo familiar. "Los latinos tenemos más apoyo familiar que los anglosajones, por ejemplo. También tenemos más humor, pero no del chiste, nos tomamos las cosas con humor. A largo plazo sacamos la gracia a todo, en general". Entre los españoles, los más felices son los niños, que en concreto se sitúan entre los más felices del mundo según estudios de UNICEF. A medida que cumplimos años, nuestra felicidad va decreciendo. "A medida que nos hacemos mayores nos hacemos más tristes, serios, pomposos y estructurados. Hacerse mayor quiere decir tener obligaciones y ser triste, habitualmente. Al hacernos mayores, en la adolescencia, dejamos de lado el juego, que es el mejor método de aprendizaje que hemos tenido. Y poco a poco vamos acercándonos a perspectivas más negativas de lo que nos sucede, sin darnos cuenta", explica Fernández.

La felicidad no se puede imponer, por eso los expertos en psicología positiva nos dan consejos para ser felices:

-          Centrarnos en aquello que nos llena y nos gusta.

-          Potenciarlo.

-          Compartir ilusiones.

-          Agradecer al otro lo que hace por ti.

-          Reírse de uno mismo.

-          Decidirse a vencer los temores.

-          Por cada noticia mala, añadir una buena.

-          Ridiculizar los miedos.

-          Premiarse las metas conseguidas.

“Hay una técnica en terapia que consiste en hacer una revisión de las cosas buenas que nos han pasado cada día y en pensar qué hemos hecho para que ocurran. Son cosas pequeñas pero muy importantes”, señala Pereira.

Los españoles afrontamos los problemas con humor, con el tiempo sacamos la gracia a todo

La felicidad y la infelicidad, como los bostezos, se contagian. Tiene que ver con el aprendizaje, la comunicación o la alegría. "Podemos ayudar al otro a sentirse más feliz. Una de las cosas que más felices nos hace es ayudar a los demás. Cuando alguien es optimista tiendes a acercarte a él. Buscamos contagiarnos de esa positividad", asegura la psicóloga. Fernández, por su parte, considera que lo que se contagia es la risa, "pero la felicidad como estado de ánimo bueno más o menos permanente, no. Los estados de ánimo hay que desarrollarlos para que se instalen en nosotros de forma más o menos permanente".

Pereira cree que para ser felices hay que dejar una "lucecita" a la gente. "Hay que decir a la gente, que por muy mal que esté, tiene dentro algo que le va a ayudar a salir de esa situación".

El dinero no da la felicidad, y no es un tópico, sino que está avalado por estudios. El dinero y otros bienes materiales sólo aportan el 10% de nuestra felicidad, según explica a El Confidencial la psicoanalista  Mónica Pereira, de Haztua psicología positiva. Conseguir este estado de ánimo –perseguido desde siempre– depende en un 40% de uno mismo y de las actividades intencionadas  –que engloban desde pequeños actos diarios a prácticas que elegimos hacer–. Lo que resta, señala la psicóloga, es producto mayoritariamente de la sociedad en que vivimos y de cómo nuestro entorno afronta las vicisitudes.