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Qué hay que hacer para ser nombrado ministro
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RETRATO DE LOS MANDATARIOS ESPAÑOLES

Qué hay que hacer para ser nombrado ministro

Es varón, tiene menos de 50 años, cuenta con un amplio expediente académico y ha hecho carrera en el sector público. Éste es el perfil del

Foto:  Los ministros de Asuntos Exteriores, Industria e Interior
Los ministros de Asuntos Exteriores, Industria e Interior

Es varón, tiene menos de 50 años, cuenta con un amplio expediente académico y ha hecho carrera en el sector público. Éste es el perfil del ministro español medio y por anodino que parezca, lo cierto es que en Europa resulta altamente exótico; los ministros del continente suelen ser mayores, tienen menos estudios y no han hecho carrera como funcionarios, sino en el sector privado. Con frecuencia también tienen carnet del partido que gobierna, extremo que en España no es necesario, y persisten en su cartera bastante más que los españoles, muchos de los cuales no resisten ni media legislatura.

Juan Rodríguez Teruel, profesor de la Universidad de Valencia, publica Los ministros en la España democrática, un estudio en que analiza la biografía política de los ministros de nuestro país desde el Gobierno de Adolfo Suárez al de José Luis Rodríguez Zapatero. Un repaso a decenas de personalidades a lo largo de cuatro presidencias y 35 años de democracia para responder una pregunta simple: ¿Cómo son los ministros españoles?

Muy formados, poco valorados

La percepción es que tenemos titulares de baja formación

Hay ocasiones, apunta Rodríguez Teruel para El Confidencial, en que la imagen que tenemos de nuestros ministros no podía ser más distante de la realidad, al menos de la realidad estadística. “La percepción es que tenemos titulares de baja formación, que no saben lo que hacen, que no son validos, que tienen pocos estudios... Éste es uno de los factores clave que apuntalan una cierta desafección social. Los ciudadanos no sienten confianza en la clase política, representada por los ministros”. Un extremo, según Rodríguez Teruel, que no obstante “choca frontalmente con los datos”.

En España, nos cuenta, “siempre han abundado los ministros con títulos universitarios o doctorales, incluso con un amplio curriculum académico en el extranjero”. Algo no tan usual en Europa, donde “los ministros sin título son más frecuentes”. Rodríguez Teruel no lo aduce a razones políticas, sino psicosociales: “En países como Reino Unido, que alguien llegue a ministro sin tener título universitario es visto como una prueba de su valía profesional; en España se percibe como un síntoma de enchufismo”.

Y pone un ejemplo gráfico: “En nuestro país se ha criticado a algunos ministros por carecer de título universitario, como José Blanco, José Montilla, Celia Villalobos o José Luis Corcuera, pero obviando casi siempre cualquier otro tipo de cualificación, su vida profesional o su tasa de éxito en la dirección del ministerio: se trataba de denunciar que no tenían carrera”. “En España –concluye– pensamos en el título como en una formalidad: imprescindible, pero poco importante”. Esalgo “en lo que cae el jefe del Gobierno a la hora de nombrar a sus ministros, pero también los medios y la propia sociedad a la hora de evaluarlos”.

¿Cómo se llega a ministro en España?

Aunque Rodríguez Teruel invita a no sacar conclusiones demasiado rápidas: “Pese a que tengan una amplia formación, mi impresión es que los titulares españoles no llegan a ministros por sus estudios, sino por otros motivos”.

La razón para el nombramiento de algunos ministros es lanzar un mensaje al electorado

Uno, nos cuenta, es el fenómeno de la representación descriptiva. “La principal razón para el nombramiento de algunos ministros es lanzar un mensaje al electorado”. Suele ocurrir precisamente después de las elecciones: “Pensemos en algunos de los nombramientos de González en junio de 1993, de Aznar en abril de 2000 o de Zapatero en 2008”. Los presidentes han intentado dar una imagen “de igualdad, de juventud o de modernidad” a través del nombramiento de ministros que, no por nada, “suelen durar muy poco”. En la designación ministerial también pesan factores como “el equilibrio de sensibilidades dentro de los partidos, la recompensa política o los favores personales”. Una vez más, asegura Rodríguez Teruel, tal no contribuye a que los titulares ocupen su cartera durante mucho tiempo.

Excepciones como éstas y otras particularidades aparte –“como la cartera de Cultura, que suele ser una fuente de sorpresas”– lo determinante para ser designado ministro en España “es la carrera política”. “Algo –señala Rodríguez Teruel– en lo que tiene especial importancia la figura del presidente del gobierno”.

Un gran presidente rodeado de pequeños ministros

El jefe del Gobierno español tiene más poder interno que el canciller alemán

“Nuestro régimen no es presidencialista, pero lo parece”, comenta Rodríguez Teruel. “De hecho, llamamos presidente al jefe del gobierno y no primer ministro, como corresponde en un sistema parlamentario”. Ésta, según el experto, es la gran diferencia entre la democracia española y las de nuestros vecinos europeos. “El jefe del Gobierno español tiene más poder interno que el canciller alemán”, pone como ejemplo. “Es complicado encontrar un parangón similar en Europa”.

Una de las razones es que tradicionalmente, el jefe del Gobierno español concentra tanto el poder ejecutivo como el liderazgo absoluto de su formación política. “Son jefes de partido incontestables”, asegura Rodríguez Teruel. Esto, según el experto, afecta de forma determinante a nuestra manera particular de entender los ministerios: “Aquí no hay un consejo de ministros a la británica, donde el primer ministro tiene que hacer valer su criterio. Los jefes de gobierno tienden a asegurar su autoridad en el Consejo y para eso lo forman con personajes con un perfil político bajo y, según la ocasión y el tipo de ministerio, incluso de fuera del ámbito político”. ¿Tecnócratas? “No necesariamente”, responde. “A veces hablamos de ministros con una gran afección ideológica hacia el presidente que simplemente no están afiliados al partido. Eso –sentencia– no es un tecnócrata”.

Parte de esta diferencia con Europa se debe a la singularidad de muchas tradiciones institucionales, en las que toman parte no sólo los líderes parlamentarios, sino toda la clase política en su conjunto. "La más llamativa es la de no formar por sistema coaliciones de gobierno", algo que "no se ve en ningún país europeo". La coalición sí se practica en las instancias locales y autonómicas de nuestro país, pero en el Gobierno de la nación nunca se incluyen ministros de partidos diferentes al de la mayoría parlamentaria "aunque esta mayoría no sea absoluta". Los Gobiernos, en su lugar, "hacen acuerdos parlamentarios, en muchas ocasiones informales y que no duran la legislatuira".

En muchas ocasiones no llegan a durar más que media legislatura

Así ocurre que “los ministros españoles, en general, carecen de la capacidad de maniobra de sus homólogos europeos. Son menos independientes, duran menos y tienden a no ser los protagonistas de las medidas que emprenden. Un ministro español no dura en el cargo los cuatro o seis años que requiere una determinada política. En muchas ocasiones no llegan a durar más que media legislatura. Tampoco circulan entre ministerios, como suele ocurrir en otras democracias de Europa, ni tienen capacidad para contradecir al jefe de Gobierno, llegado el caso. El cese o la persistencia de un ministro español no tiene tanto que ver con su éxito como sí con que tenga o no tenga desavenencias ideológicas con el presidente”.

Los jefes de gobierno, sintetiza Rodríguez Teruel cuando le preguntamos por el futuro, "tendrían que ser más sensibles con la necesidad de estabilizacion de los ejecutivos creando verdaderos equipos de gobierno en lugar de dedicarse a reforzar su autoridad. Deberían perder la costumbre de utilizar a sus ministros como artillería de recambio cuando su imagen empieza a acusar un problema de desgaste".

Es varón, tiene menos de 50 años, cuenta con un amplio expediente académico y ha hecho carrera en el sector público. Éste es el perfil del ministro español medio y por anodino que parezca, lo cierto es que en Europa resulta altamente exótico; los ministros del continente suelen ser mayores, tienen menos estudios y no han hecho carrera como funcionarios, sino en el sector privado. Con frecuencia también tienen carnet del partido que gobierna, extremo que en España no es necesario, y persisten en su cartera bastante más que los españoles, muchos de los cuales no resisten ni media legislatura.

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