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"Yo este año lo he notado muchísimo porque sólo he podido subir dos fines de semana a esquiar"
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LAS DIFERENCIAS ENTRE LA CRISIS DE LOS RICOS Y LA DE LOS POBRES

"Yo este año lo he notado muchísimo porque sólo he podido subir dos fines de semana a esquiar"

-“Y luego el ir de fin de semana y el esquiar, o sea, yo este año lo he notado muchísimo porque claro, subir por ejemplo, vale,

Foto: "Yo este año lo he notado muchísimo porque sólo he podido subir dos fines de semana a esquiar"
"Yo este año lo he notado muchísimo porque sólo he podido subir dos fines de semana a esquiar"

-Y luego el ir de fin de semana y el esquiar, o sea, yo este año lo he notado muchísimo porque claro, subir por ejemplo, vale, yo es porque es donde tengo la casa, pero subir a la Cerdaña ya supone unos sesenta euros entre gasolina y peajes, es sesenta euros sí o sí, luego más el forfait, y si subes con amigos o lo que sea entre copas, cenas y tal, y yo este año he subido solamente dos fines de semana y antes era uno sí y otro también”. (Joven de clase media alta).  

-“Yo no tengo ninguna tarjeta tampoco, ni de crédito del banco siquiera.
-Yo la tarjeta para sacar dinero y si no mejor con la cartilla, voy mejor con la cartilla.
-Yo tampoco tengo tarjetas. 
-Me dan el dinero, voy al banco para ingresar para la luz, para esto, para lo otro.
-Tanto tengo, tanto compro”. (Amas de casa de clase trabajadora). 

Si las consecuencias de la crisis no han sido iguales entre los estratos sociales con mayores recursos y los más desfavorecidos, la percepción que ambos tienen de las causas que la provocaron y de su papel en ella también es notablemente distinta. Así aparece en Del consumismo a la culpabilidad, un estudio realizado por los docentes de la Universidad Autónoma de Madrid Luis Enrique Alonso, Carlos J. Fernández y Rafael Ibáñez en el que se analizan los resultados de grupos de discusión sobre la recesión formados  por personas de diferentes edades, ocupaciones y clases sociales.  

Según Carlos J. Fernández, en esa primera separación, la que proviene del nivel de ingresos, los efectos de la crisis apenas han provocado cambios. “Entre las clases altas, la recesión es algo que ha llevado a mal puerto algunas inversiones, pero que no modifica sustancialmente sus condiciones de vida”. Sin embargo, donde sí han aparecido novedades es en los discursos con que cada uno explica la situación en la que viven. Los primeros, al no verse afectados en sus necesidades materiales básicas, tienden a analizar la crisis en términos estructurales. Por el contrario, en las clases bajas ha penetrado más vivamente una cierta idea de culpa: “mucha gente compró pisos o coches, e incluso se fue de vacaciones, gracias a un crédito fácil que le permitió acceder a los patrones de consumo de clase media. Cuando esa situación se rompe, se hace clara la idea de que ellos mismos o la gente de su entorno han estado viviendo por encima de sus posibilidades”.

-“Yo pienso que hemos subido muy deprisa, ha habido tiempos de bonanza como dicen aquí los señores, yo creo que ha venido la cosa demasiado deprisa, nos han dado muchas facilidades, no las han controlado desde mi punto de vista ni el gobierno ni los bancos, aquí todo el mundo esto era viva la virgen, llegabas al banco y pedías dinero y te lo daban y no tenías que llevar ni un papel y hoy he estado yo en el banco para que me negocien tres pagarés con una empresa sólida y no me los han negociado, o sea, que la situación está grave”. (Empresario de la construcción). 

Recuperar la tartera

Sin embargo, las prácticas dominantes entre las clases populares no son las del exceso sino las menos ligadas al sobreconsumo. En primera instancia, porque  las capas sociales de menos ingresos han visto la crisis como algo en lo que estaban permanentemente sumidos. Ahorrar, mirar la peseta, es algo que siempre han hecho, por lo que esta situación viene a ser más de lo mismo.  

-Yo es que como soy vamos a llamar la agarrada, yo soy muy agarrada, yo siempre he estado mirando la peseta y a ver cómo voy ahorrando para mi casa, la verdad que ni he cambiado de sitio, además hago excursiones turísticas por todos los comercios a ver cuál es donde venden las cosas más baratas, entonces a mí afectarme afectarme, claro, afecta que entra menos en tu casa, pero como siempre hemos estado mirándolo pues al final no lo noto tanto, lo que te estás quitando un poco es de ocio, más ocio, pero tu casa no”. (Ama de casa). 

Además, y obligados por las circunstancias, también se han recuperado viejas prácticas, que van desde cargar la comida en la tartera para evitar gastos cotidianos hasta ocupar el ocio de fin de semana con excursiones de bocadillo y nevera:

Es en estas clases donde mejor funciona como explicación última de la crisis la mentalidad española, "un discurso que nos ve como el culo del mundo” y que, señala Carlos Fernández, ”explica la violencia latente con la que pretendemos separarnos de quienes están por debajo (como Grecia y Portugal)”. Además, subrayar el carácter de los españoles como factor decisivo permite también señalar como culpables “a aquellos que retrasan al conjunto de la clase, ya sean los políticos, los banqueros o, más habitualmente, a los ignorantes e irracionales españoles que se dejan arrastrar por el dinero fácil”. Para Fernández, estas ideas entroncan con "una especie de leyenda negra nacional que si no ha funcionado muy bien entre las clases medias, que tienen vocación de pertenecer a Europa y que se ven al mismo nivel que un holandés o un francés, si lo ha hecho entre las populares, donde todavía se sigue pensando que los españoles somos muy difíciles de gobernar”. 

Nos iguala la inseguridad

El factor en el que sí aparecen igualados quienes cuentan con los ingresos más elevados y las capas populares es el de la inseguridad. La posibilidad de quedarse sin empleo o de que ocurra algo inesperado que trastoque una precaria estabilidad ha penetrado del todo en nuestra sociedad. Como se dice en el grupo de discusión de las amas de casa de clase alta:

-(…) no ha habido problemas hasta ahora, pero efectivamente hay cierta incertidumbre, conocidos muy allegados trabajando en empresas maravillosas, estupendas, super cualificados, y bueno, están ahora mismo en la calle  
-Es que hay casos muy cercanos.
-El paro existe, nos estamos dando cuenta de que el paro existe". (Amas de casa de clase alta). 

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Y esa inseguridad parece mantenerse en el tiempo. Según el informe sobre Perspectiva de Consumo de septiembre de 2011 realizado por Millward Brown, si bien hay una diferencia muy marcada en los ingresos entre los hogares de clase media y baja y los de clase alta y media alta (en los primeros, más del 60% de las familias están sintiendo la crisis en sus niveles de vida, en tanto que el porcentaje sólo llega en los segundos al 34,1% , y alcanza el 40,1% en las familias de stauts medio), no la hay en cuanto a la percepción del riesgo. Como señala José Antonio Gómez, responsable del estudio, “incluso la gente a la que le está yendo bien, ya sea por haber invertido con habilidad o por tener buenos contratos profesionales, muestra una notable aversión al riesgo. Nadie se siente a salvo de la crisis. Aun cuando su nivel de vida no haya sufrido variaciones, se perciben continuamente amenazados". 

-Y luego el ir de fin de semana y el esquiar, o sea, yo este año lo he notado muchísimo porque claro, subir por ejemplo, vale, yo es porque es donde tengo la casa, pero subir a la Cerdaña ya supone unos sesenta euros entre gasolina y peajes, es sesenta euros sí o sí, luego más el forfait, y si subes con amigos o lo que sea entre copas, cenas y tal, y yo este año he subido solamente dos fines de semana y antes era uno sí y otro también”. (Joven de clase media alta).