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La brecha autonómica se agranda: Navarra ofrece la mejor asistencia médica y Madrid, la peor
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La brecha autonómica se agranda: Navarra ofrece la mejor asistencia médica y Madrid, la peor

Un médico andaluz recibe a 45 pacientes al día, mientras que uno navarro atiende a 29. El Sistema Extremeño de Salud financia a las pacientes embarazadas

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La brecha autonómica se agranda: Navarra ofrece la mejor asistencia médica y Madrid, la peor

Un médico andaluz recibe a 45 pacientes al día, mientras que uno navarro atiende a 29. El Sistema Extremeño de Salud financia a las pacientes embarazadas la atención dental. Al resto de españolas, no. Aunque las diferencias existen, ningún paciente español sabe qué centros públicos funcionan mejor o peor, ni qué prestaciones le ofrece su comunidad y cuáles las demás. A pesar de que Leire Pajín presume, una y otra vez, de ofrecer un sistema sanitario universal y gratis para todos, los desequilibrios entre comunidades hace, inevitablemente, que los pacientes españoles se conviertan en ciudadanos de primera y de segunda categoría dependiendo de dónde vivan.  

Madrid, Galicia, Canarias y la Comunidad Valenciana son las regiones que cuentan con los peores servicios sanitarios, según los datos que se reflejan en un informe presentado por la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP). "Aunque el sistema sanitario español, en general, tiene una situación buena, dentro del país existen diferencias preocupantes", cuenta Marciano Sánchez Bayle, portavoz de la asociación. Así, mientras que en el año 2009 la ratio entre la comunidad autónoma de mayor y menor puntuación fue de 1,71, este año ha aumentado hasta 2,15, lo que evidencia "una gran disparidad en los servicios sanitarios entre las CCAA", que "pone en peligro la necesaria cohesión y equidad entre territorios", afirma Sánchez.

El Consejo Económico y Social (CES) ya radiografió el sistema de salud público español a finales de año, y criticó duramente al ministerio por no garantizar una igualdad de trato a todos los españoles. Diferencias no sólo evidentes en las prestaciones sanitarias que ofrecen los hospitales. También cambian las prácticas médicas realizadas, como el método para diagnosticar una enfermedad, el tratamiento que se ofrece y la utilización de nuevas tecnologías. Unas diferencias que los expertos no están dispuestos a aguantar.

Uno de los datos más preocupantes para FADSP es el número de camas por cada 1.000 habitantes, en el que hay una diferencia de dos camas por cada 1.000 habitantes entre comunidades como Valencia (2,69) y Cataluña (4,50), ya que, según indica, "limita la posibilidad de hospitalización de los pacientes". A la hora de pedir cita en Atención Primaria para el día siguiente, hay una diferencia de casi el 50% entre Canarias (11%) y Asturias (68%). En el caso de cita con el especialista en los 15 días siguientes, las diferencias son menores siendo en Navarra (25,40%) donde hay más posibilidades de ser atendidos en este plazo y Galicia donde menos (11%).

También hay disparidades en las tarjetas sanitarias por cada médico, ya que "no podrá dar la misma atención un facultativo que tiene 1.442 tarjetas (Andalucía) que otro que sólo tiene 939 (Baleares)". La FADSP considera que uno de los principales puntos negros de la sanidad española es el bajo gasto per cápita sostenido durante años en algunas comunidades. Así, resalta que entre la que más invierte (País Vasco con 1.623,08 euros) y la que menos (Baleares con 1.066,37 euros) hay una diferencia de casi 500 euros por persona. Asimismo, acusa a algunas autonomías, como Madrid y Valencia, de apostar por la privatización.

Sánchez Elbaile coincidió con la solución que ofreció a Pajín el CES: “El Ministerio debe abordar la financiación y exigir que se garantice en todas las comunidades el presupuesto destinado a Sanidad”. Un presupuesto que debería ser, más o menos, el mismo para cada región. Otro balón de oxígeno para salvaguardar la igualdad de trato en la sanidad pública española sería crear un Plan Integral de Salud, pactado en el Consejo Interterritorial entre Sanidad y las comunidades, y que diseñase un plan de coordinación para que todos los centros sanitarios públicos cubriesen las mismas necesidades, estén en la comunidad que estén. 

Un déficit sanitario que no para de sangrar

Las cuentas no cuadran en el sistema sanitario español. Por un lado, su situación de partida es buena: representa el 5% del PIB, emplea a un millón de personas, gestiona un presupuesto de casi 60.000 millones de euro, el coste es de los más bajos de Europa y tiene una de las más altas esperanza de vida (81,1 años). Sin embargo, por otro lado, su déficit de 11.000 millones de euros hace que la situación sea alarmante y que el esquema actual no pueda sostenerse a largo plazo.

Los datos auguran un futuro demasiado negro para el sector. A medio plazo, el gasto podría duplicarse y su déficit podría superar los 50.000 millones de euros. En diez años, la calidad y la equidad ya se resentirían. Si se tiene en cuenta que dentro de una década 1 de cada 5 españoles tendrá más de 65 años, diez millones de personas sumarán un coste sanitario entre 4 y 12 veces superior al resto de la población. Seis de cada diez españoles padecerán una enfermedad crónica, con su correspondiente coste en el sistema; las listas de espera se dispararán y, con la productividad actual, en el mismo periodo de tiempo podrían faltar en España hasta 20.000 médicos.

Sin reformas, el estudio recuerda que cada español deberá trabajar al menos 30 días al año para hacer frente al coste del sistema y más de la mitad del gasto público de las comunidades autónomas se tendrá que destinar a Sanidad. No hay tregua: el sistema sanitario necesita una intervención quirúrgica de urgencia en el que operen pacientes, profesionales y gestores. Y el primer paso sería que todos los españoles tuvieran las mismas oportunidades de acceso a la sanidad "pública y universal" que predica el ministerio de Sanidad.

Un médico andaluz recibe a 45 pacientes al día, mientras que uno navarro atiende a 29. El Sistema Extremeño de Salud financia a las pacientes embarazadas la atención dental. Al resto de españolas, no. Aunque las diferencias existen, ningún paciente español sabe qué centros públicos funcionan mejor o peor, ni qué prestaciones le ofrece su comunidad y cuáles las demás. A pesar de que Leire Pajín presume, una y otra vez, de ofrecer un sistema sanitario universal y gratis para todos, los desequilibrios entre comunidades hace, inevitablemente, que los pacientes españoles se conviertan en ciudadanos de primera y de segunda categoría dependiendo de dónde vivan.  

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